jueves, 30 de octubre de 2008

Propuesta de escenario: estatización de las AFJP

ACTORES ACORDADOS A ASESORAR:

*BOUDOU
*TOMADA
*CAMARA DE AFJP´S
*SINDICATO
*CRISTINA FERNANDEZ
*FRENTE POPULAR
*AGUSTIN ROSSI
*PICHETO
*CGT
*CTA
*UCR
*MASA
*MORALES
*COALICION CIVICA
*DAMNIFICADOS

RECOMENDAMOS (Y LES PEDIMOS) POR FAVOR, QUE HAGAN LA SELECCIÓN ANTES DEL MIÉRCOLES DONDE DISCUTIREMOS ALGUNAS APROXIMACIONES AL ANÁLISIS DEL ESCENARIO...

martes, 28 de octubre de 2008

Lo que el ¿tsunami? de Wall Street se llevó… (y lo que todavía no pudo) por Soledad Rodriguez

LATINOAMÉRICA Y ARGENTINA FRENTE A LA CRISIS

Presenciamos un fenómeno por el cual el mundo está sufriendo transformaciones significativas. Como latinoamericanos, ya tenemos alguna experiencia frente a los cimbronazos del capitalismo mundial. El ex Presidente de la Reserva Federal de los Estados Unidos, Alan Greenspan, lo denominó “Tsunami económico”. Y esa palabra nos trae evocaciones de desastres. Inesperados desastres que ponen en vigilia a toda la aldea global. Lo cierto es que, ésta, es una etapa del ciclo económico mundial en la cual terminaron las buenas noticias.
La crisis suscitada en la cocina de Wall Street, gran paradigma capitalista, y extendida a la economía mundial en el último trimestre del 2008, lejos por el momento, de decretar la carta de defunción del capitalismo, ciertamente trajo consigo un proceso de fuerte desaceleración del crecimiento. Configurados en el marco de la hegemonía del capital especulativo, los movimientos económicos que se dan no en la esfera de la producción y los bienes de consumo sino en la compra y venta de papeles en la Bolsa o de títulos de las deudas públicas, han dado el carácter centralmente de ¨financiera¨ a esta crisis y otras que se desataron en el período del neoliberalismo.
Nada de esto es inesperado. Porque el contrario de lo que ocurrió con el tsunami, que por esencia es sorpresivo, esto es parte de los desequilibrios estructurales del sistema. Riesgos, por definición, sistémicos y todo lo que ello implica. Plus mediante, el estado de pánico generalizado. Dentro del espectro mundial globalizado las consecuencias se hicieron esperar poco. El capital financiero con alta volatilidad permite inferir una ecuación que evidencia unos de los principales riesgos del modelo: mientras mayor apertura tiene la economía mayor es el efecto de contagio.
A problemas neoliberales, recetas neoliberales. Bajo los esfuerzos de la Casa Blanca por ahuyentar los fantasmas del intervencionismo estatal inevitablemente tuvieron que archivar las fórmulas del dogma ultraliberal. Porque esta crisis se sitúa en un contexto internacional diferente caracterizado por la presencia de actores emergentes que se reconfiguran ante el complejo escenario mundial. Podría decirse que se vive un momento de fuerte reflexión dentro del reinado del capitalismo.
¿Cómo lo vive nuestra región? La integración económica y política crea mayores oportunidades de fortalecimiento para la negociación internacional. Pero es un proceso incipiente en nuestro continente. Lo que deberá que plantearse a nivel latinoamericano tendrá que ver con la nueva configuración del rol del Estado Nacional, y a la vez, definir prioridades y estrategias para la agenda regional. ¿Cómo afecta a la Argentina la nueva situación mundial? Nuestra economía por razones internas tendía a una dirección menguante de crecimiento proceso al que se suman ahora los efectos de la crisis. Las exportaciones, la restricción crediticia y la escasez de inversión son las áreas que el Gobierno deberá atender en forma urgente. Mantener el deseo de alcanzar un futuro próspero compromete la adecuación a tiempo de la visión y las estrategias públicas y privadas a los nuevos tiempos. Por ahora podemos decir que vivimos un ajuste, no un cambio de tendencia estructural.

La cuestión es saber aprovechar una situación la cual permita un replanteo profundo sobre las decisiones políticas y sobre el posicionamiento ante el mundo. Crisis, ¿riesgo u oportunidad? se preguntarían los chinos. Ése es el dilema inevitable que marca una nueva coyuntura para el horizonte vital latinoamericano.

viernes, 24 de octubre de 2008

Los estados Hundidos (por Lucía Petrilli)

Casi no se habla de otro tema en el mundo. La burbuja de falsas riquezas creada por la especulación financiera ha explotado, los diarios y la tele nos dicen que estamos viviendo un acontecimiento histórico, que estamos a punto de conocer un punto de inflexión en la evolución del sistema económico internacional. Muchos especialistas ya han salido a recetar los remedios que curaran la peste que afecta a todo el globo. Aunque sin tener del todo claro cuales serán sus consecuencias reales, el panorama según se dice no es muy alentador.
En el actual contexto internacional la gran mayoría de los argentinos se pregunta como impactara la crisis en la economía de nuestro país, pero para que no cunda el pánico, la presidente anuncio algunas medidas de tipo proteccionistas, prometió el trabajo arduo y con responsabilidad para paliar los efectos de la crisis, pero lo cierto es que la incertidumbre y la desconfianza están presentes en los espíritus perturbados de los argentinos, porque como sucede siempre en este país de las maravillas, se promete mucho y no se hace nada. Lo que se dice, no se hace y lo que se hace no se dice nunca.
Por eso ahora, el nuevo anuncio por parte de la presidente de la estatización del sistema de las AFJP y bajo el discurso de proteger a los sectores más vulnerables de la sociedad, como los jubilados, que podrían ver afectado su futuro económico debido al impacto que tendrá la crisis financiera en los activos de las AFJP, sus siempre acompañantes salieron a ratificar la valiente decisión de Cristina :“En un mundo que se desmorona, la presidenta con mucha valentía defiende a nuestros viejos, a nuestros queridos jubilados, y esto ha generado conmoción en millones de argentinos”. (¡Que ternura!).Sin embargo, otro puñado de millones de argentinos, parece creer que se trata de una nueva gran estafa, bastante parecida a la que meses atrás dividía aguas, Si, el ya un poco olvidado conflicto gobierno vs. Campo, y ahora como los precios de los commodities bajaron abruptamente, los fondos de inversión de los “viejitos” vienen como anillo al dedo, total de acá a 30 años como dijo el Coco “a llorar a la iglesia”. La verdad, no se muy bien que pasara con todo esto, habrá que esperar para ver como termina y como siempre un poco tarde comprender los intereses que había detrás, porque algo hay, eso seguro.
Ligado a todo esto, también viene otra cuestión que hizo eco en algunos análisis de la actual crisis mundial, y que muchos abrazan con regocijo, pues significa ni mas ni menos que la aceptación del fracaso de la política neoliberal, me refiero al retorno del intervencionismo estatal, como solución, como respuestas del Estado a las desigualdades y a la marginación social que trae consigo el neoliberalismo. La mano visible del Estado que triunfa sobre la mano invisible del mercado y sobre los grupos que mas se benefician con el. Pero con el neoliberalismo el Estado no desaparece, como creen muchos, solo cambia de función. (Solo que esta función pasa un poco mas desapercibida puesto que se retira si, de los servicios pero cada vez mas esta presente en el terreno de la represión interna.) Por eso no deberíamos apresurarnos a hacer futurología del agotamiento del capitalismo como sistema, porque ya nos ha demostrado en muchas ocasiones que siempre se las ingenia para sobrevivir y que en lugar de la semilla de su propia destrucción, parece tener la semilla de su regeneración.

Mensaje Equívoco (por Guillermina Belavi)

A raíz de la crisis financiera global Bush dijo: “Debemos resistir la peligrosa tentación del aislamiento económico y continuar con las políticas de libre mercado, que han elevado los estándares de vida y ayudado a millones de personas a escapar de la pobreza en todo el mundo.”
Este párrafo me recuerda un apunte de Economía II que trataba sobre el rol del Estado en la economía y la conveniencia de dejar que los Mercados funcionen sin intervención. “(Sólo) las acciones que involucran bienes públicos y corrección de imperfecciones requieren del Estado, debido a que el sector privado no las desarrollaría por sí mismo, por ejemplo, el gasto en educación básica, la superación de la pobreza extrema y la protección ambiental .Otras acciones, en cambio, no deberían corresponderle al gobierno, por ejemplo, emprender actividades de producción o proteger artificialmente la producción interna de un bien que puede ser importado a un precio más bajo.”
Hasta teóricos liberales sostienen que “imperfecciones del Mercado” generan pobreza, aunque el Estado debe sólo intervenir cuando ésta es extrema… pensarán que de otra manera para qué intervenir, después de todo pobres hubo siempre… Estas palabras ya me hacen un nudo en la garganta, pero lamentablemente las he escuchado. Ahora, leo por primera vez que el liberalismo ayudó a millones de personas a escapar de la pobreza.
¿Y la protección ambiental? “La crisis financiera amenaza el combate al calentamiento global”, dice un artículo del domingo pasado. No es el momento idóneo para nuevos impuestos al consumo de combustibles fósiles, parece que en este momento no tiene sentido pedirles a las compañías que hagan un sacrificio tan grande… También parece que el liberalismo puede destruir el mundo tranquilo que es papel del Estado ocuparse de estos problemas.
Los gastos en educación básica seguramente corren una suerte mejor, a menos que aplicar políticas liberales lleve a medidas como las del gobierno porteño que suspendió la entrega de últiles escolares a chicos de bajos recursos.
Definitivamente el liberalismo que promueve Bush no lleva adelante este tipo de intervenciones, pero a esta altura ya nadie puede negar que el Estado estadounidense sea un estado que interviene. ¿Cómo se reproduciría el capital sin su ayuda? ¿cómo se sobreviviría a estas crisis? El Estado y la economía capitalista, amigos desde los primeros tiempos, no han roto todavía sus relaciones aunque el discurso dominante busque ocultarlas y aunque Estados Unidos grite a los cuatro vientos “haz lo que yo digo y no lo que yo hago”.
De todas maneras creo que son varios los que a esta altura de la crisis leen casi entre risas que es “una gran vergüenza” para Wall Street la propuesta de estatización de los fondos privados de pensión en la Argentina.
Para terminar, quisiera reconocer que el presidente Bush fue sincero en algún momento de su mandato. El 2 de marzo de 2001 en un discurso en la jura de Ann Veneran como secretaria de Estado de Agricultura el presidente ¿del país más poderoso de la tierra? dijo: “Ann y yo llevaremos este mensaje equívoco al mundo: los mercados deben ser abiertos.”

jueves, 23 de octubre de 2008

El fin del capitalismo o “… no hay nostalgia peor que añorar lo que nunca jamás sucedió…” (por Virginia Stradolini)

“Pero el invierno con sus tristezas
pronto el reinado terminará
vendrán de nuevo esas bellezas
y el mundo entero feliz reirá”
J. M. Aguilar. Añoranzas.

Las últimas semanas han parecido ser un verdadero festín para ciertos militantes de izquierda, aquellas añoranzas sobre el fin del imperio, la caída del monstruo, la crisis del capitalismo han aflorado en varios medios de comunicación y no solo en los más radicales. Las fotos y las imágenes de los corredores de bolsa con manos a la cabeza, los jóvenes corredores tomando sus pertenencias y recorriendo cabizbajos las calles del lower Manhatan parecían ser una señal suficiente y casi inexpugnable de que el sueño se avecinaba, de que la añoranza daba lugar a su realización, de que de las mismas entrañas del monstruo -tal como lo había vaticinado Marx- se había gestado su propia desgracia. Era el propio capitalismo, como bien lo expresa en el prólogo de la “Crítica a la Economía Política”, el que generaba sus propias contradicciones y, pese a que estas contradicciones no estallaron producto de la toma de conciencia de clase de los trabajadores, sus entrañas ardieron de todos modos, y la crisis que conduciría a su derrota finalmente estalló. El capitalismo con sus tristezas pronto terminará y el mundo, aunque no entero, feliz reirá, parafraseando aquel tango que Carlos Gardel tan bien entonaba.
Si bien la crisis está presente, al parecer ningún fantasma recorre Europa y menos que menos al mundo, al menos no el fantasma del comunismo ni el del fin del capitalismo.
Ya tempranamente Gramsci nos advertía que el capitalismo era algo más que un modo de producción, su noción de hegemonía, así como la disciplina foucaultiana, llamaron la atención sobre la multidimensionalidad del capitalismo. Aunque parezca superfluo recordarlo, el capitalismo ha atravesado ya por varias crisis. Entonces, el capitalismo no es solo un sistema de producción sino también una forma de dominación, por lo que hace falta algo más que una crisis financiera para redactar su acta de defunción.
En este sentido, creemos que la mayor evidencia de que el capitalismo no es solo un sistema de producción es que generalmente se tiende a enunciarlo solo de esa manera, como una buena forma de enmascararlo. Probablemente luego de este cimbronazo asistamos a una reconversión, a una nueva fase, a una metamorfosis, pero sean cuales sean estos cambios, siempre en capitalismo como sistema de dominación.
Quizás una de las tareas del pensamiento crítico no es tanto vaticinar defunciones, sino agudizar la vista e identificar cuales pueden llegar a constituirse como los nuevos mecanismos de dominación en lo que podrían llegar a ser las nuevas formas o modalidades de este régimen social de acumulación, usando la expresión de Nun.
Sin intención de rigurosidad alguna, si los mecanismos de dominación en los albores del capitalismo argentino estaban concentrados en la política represiva del Estado frente al movimiento obrero y en la relación puramente contractual entre obrero y el patrón, que dejaba grandes márgenes de discrecionalidad a este último, si en los Estados de Bienestar las disciplinas en las instituciones cerradas (fábricas, escuelas, hospitales), y la normalización de la familia, asistimos en el neoliberalismo al traslado de los mecanismos de dominación desde el Estado hacia instituciones más minúsculas, como agrupaciones de la sociedad civil, amparadas bajo el nuevo “sentido común” de la desregulación. Deberían los críticos prestar especial atención en aprovechar esta oportunidad para lograr identificar cuales serán los nuevos mecanismos de dominación que se desprenderán de la crisis, en vez de comenzar los festejos.
Partiendo del supuesto de que el capitalismo es un sistema de dominación llegamos a la siguiente hipótesis: si esta crisis produce un reordenamiento en el sistema de producción, también ocasionará un reordenamiento en las formas de la dominación. En ese caso uno de los grandes desafíos será ponerlos en evidencia.


MUCHO RUIDO Y POCAS NUECES (por Maira Badalotti)

Nadie parece estar inmune de la crisis financiera mundial que estalló a mediados de septiembre en Wall Street. Dada la globalización, sus alcances son incalculables y no se reducen sólo a una Nación o Estado. Latinoamérica tampoco escapa a esta crisis que ha adquirido una profundidad alarmante y la cola del tsunami toca subrepticiamente a Argentina que no sale ilesa de la hecatombe mundial.
Nuestra aparente inmunidad, de la cual la Presidenta, Cristina Fernández, un tanto excedida, se permitió hablar irónicamente en Nueva York ensalzando el “previsor” plan económico del gobierno, no parece tal. Aunque no podemos dejar de reconocer que el país se encuentra mejor situado que frente a crisis anteriores.
El principal prejuicio para Argentina viene de la mano de la caída, cada vez más pronunciada, del precio de los commodities. Para compensar los menores ingresos, resulta deseable que el gobierno recurra a la disminución de los subsidios, hoy de por sí, extremadamente elevados, especialmente los de transporte y energía. De igual orden, el pago al Club de París debería ser postergado, manifestando la intención de pago a largo plazo. Resulta vital, frenar el gasto público a fin de mantener el superávit fiscal por la caída de las exportaciones del tan controvertido “yuyo”.
La crisis también impactó en el ritmo de la actividad económica, la desaceleración ya es notoria en algunos sectores de la producción. El gobierno, acertadamente tiene como principal preocupación mantener los puestos de trabajo. Ante esto, sería útil que encamine sus esfuerzos hacia la implementación de una política pro inversión y pro empleo dirigida a las pequeñas y medianas empresas con el fin de generar nuevos puestos de trabajo.
El fortalecimiento del mercado interno debe ser considerado como una medida urgente a tomar, a través de algún tipo de traba a las importaciones provenientes principalmente de China y Brasil, que dado el menor precio de sus productos por la crisis mundial, afectarían negativamente la industria local.
Brasil, nuestro principal socio comercial, con un real devaluado, no es de temer pero sí de mantener vigilado. En primer lugar, el gobierno debería evitar que el precio del dólar siga subiendo. En segundo lugar, el comercio bilateral mediante el MERCOSUR es una instancia que sería importante mantener debido a los enormes progresos conseguidos hasta el momento. Una estrategia concertada entre ambos países constituiría el camino más propicio y más prometedor para cuidar las industrias locales y simultáneamente salvar la economía de bloque.
La crisis también arrastra consigo y de hecho agrava un acuciante problema que golpea a la Argentina y que ya se encuentra instalado en el ojo de la tormenta de la opinión pública, la inflación. Para subsanar la cuestión, no es de ninguna ayuda que CFK mantenga tozudamente la negación pública de la misma y la defensa del INDEC y consecuentemente de Moreno. La falta de realismo es contraproducente e irrita a los ciudadanos que sufren día a día el encarecimiento de precios de los bienes básicos. Junto con esto no hay que olvidar el aumento de la pobreza, de por si, alarmante.
En este contexto la disponibilidad de financiamiento externo para una economía emergente se vuelve casi nula. La crisis de confianza mundial aumenta conforme sube el riesgo país. Argentina ha dejado de ser un país seguro para invertir.
Ante tal panorama resulta evidente que las olas de la crisis no están lejos de impactar en nuestras costas.
Sin embargo, en mi opinión no podemos dejar de destacar que en este último tiempo la gestión demostró una mayor iniciativa para la imposición de los temas de la agenda. Pero las medidas tomadas me parecen escasas y ponen de manifiesto el cortoplacismo al que es adepto el gobierno.
Se necesita un Estado que demuestre mayor prudencia, con más regulación, que implemente un proteccionismo limitado en materia aduanera y políticas públicas destinadas a paliar la inflación y la pobreza endémica, a fin de alcanzar en un futuro (esperemos no muy lejano), la ansiada distribución equitativa de la riqueza.

Suponiendo (o de las zonceras de la opinión pública argentina ) por Lucila De Ponti

Pensemos el Estado. Y pienso… de distintas formas el Estado se puso bajo la lupa en estos acontecidos ¿cuantos meses? Se me ocurre un numero, 125.
Para cuestionarlo o para reafirmarlo, explicita o implícitamente, el Estado ocupó el centro de la escena. Recuerdo que en 2007 Eduardo Rinesi afirmaba que debíamos volver a reflexionar a cerca del Estado, que muchas pistas para entender la crisis de diciembre de 2001 podían buscarse en el gobierno de Duhalde, en el año 2002; momento desde el cual comienza a reconstruirse el Estado. Podemos también pensar que detrás del “que se vayan todos” y las cacerolas estaba el reclamo de una sociedad desamparada frente a la caída estrepitosa del más rancio neoliberalismo, que se llevaba consigo algo más que recursos materiales. Una sociedad a la cual aquel Estado desguasado por el menemato no podía (ni quería) ofrecer ningún tipo de garantía.
En este convulsionado 2008, que de una manera espositiana dio paso al debate político de la mano del conflicto, la caída del muro de Wall Street nos reafirma un poco en esta certeza de repensar el Estado. Especialmente cuando los gobiernos del ”primer mundo” han salido con sus colchones de billetes a evitar el (¿inevitable?) colapso de las más importantes entidades financieras.
No obstante, en este confín de Latinoamérica, vimos como se ha ejercido una enérgica oposición a la recomposición e intervención del Estado nacional en esferas de lo “puramente económico” (o en esferas pensadas como propias del mercado). ¿Será aquello de que somos un país bananero y todas las medidas de nuestra clase política son una burda copia de lo que hacen los “genios” anglosajones? ¿Será esto una extensión de las zonceras mediante las cuales Jauretche nos explicaba aquello que llamamos colonialismo cultural? Aun teniendo en cuenta que allá arriba se generó la socialización de las perdidas de los magnates bursátiles, deudas absorbida por los Estados del “primer mundo” para seguir manteniendo en pie el tambaleante sistema financiero. Aun considerando que en nuestro país las recientes estatizaciones significan en primer lugar preservar a los trabajadores y jubilados.
Será que persiste entre nosotros la certeza de que el Estado no debe meter su mano donde ya esta presente la mano invisible del mercado; claro, a no ser que la mano del mercado se retire llevándoselo todo consigo, como suele ocurrir.
Entonces, pienso, debemos reflexionar acerca de la necesidad del Estado y lo publico, que deben ocupar lugares aun más amplios que los actuales. Y si pensamos socialmente al Estado, pensemos también en aquellos que no poseen ni un fondo de retiro, ni una renta agrícola, ni un trabajo. Porque ya ni una voz tienen, si están todos pagos, si vinieron por el chori, si son 8 millones de votos comprados. Ni el espacio público pueden ocupar, si tienen que sacar turnos para manifestarse por las calles de macrilandia. El Estado argentino tiene que reconstruirse para todos, no solo para los que podemos detener el país con nuestras cacerolas cuando las vías institucionales dejan de agradarnos, o cuando el discurso de la presidenta es tan soberbio que no lo soporto. Si tanto criticamos al menemismo, ¿porque criticamos también cuando se intenta reconstruir lo que a su paso avasalló? Entonces que era lo que nos molestaba de la “fiesta menemista”: ¿la destrucción del Estado, de la industria, de nuestra economía productiva, los millones de desocupados, los jubilados desamparados, los niveles de pobreza?; ¿o nos molestaba Zulemita y la Ferrari?

¿Llegó la hora de redefinir el juego? (por Ma. Eugenia Retamoso)

En lo que va de las últimas cuatro semanas hemos tenido la oportunidad de ser espectadores de un fenómeno que ha movilizado profundamente a todo el mundo. Cabe aclarar que espectadores obligados debido a que no hemos podido escapar del avasallamiento mediático televisivo que se ha hecho sobre el tema en cuestión.
No, no se alegren ni se alarmen, ni el hambre ni la pobreza han dejado de existir, es más puede decirse que como consecuencia de este gran suceso ambos males se han venido a profundizar. En fin, a lo que me estoy refiriendo es a la crisis económico financiera mundial o también llamada crack financiero, tsunami financiero, huracán, tormenta financiera, etc. La capacidad de adjetivación, como vemos, es amplia.
También hemos observado que desde la prensa escrita se han esparcido enormes cantidades de líneas y párrafos sobre el tema en cuestión, que todo mundo perteneciente a este medio a aportado algo a la explicación del fenómeno y de sus devenires. En efecto, y como es costumbre en nuestro país ningún columnista, periodistas, académicos y/o especialistas versados en la materia; algunos mejor y más calificados que otros, han desistido de explicar, escribir y hablar sobre el crack financiero.
Nadie se ha privado de narrar innumerables situaciones o escenarios posibles consecuentes a esta crisis financiera mundial, algunas más factibles que otras. Del mismo modo nadie se contuvo de formular y prescribir las pertinentes soluciones; con sus debidos y correspondientes esquemas a seguir, que logren remediar las dificultades y contrariedades que ha originado y que seguirá originando, esta crisis financiera en la denominada economía real argentina.
Pero aquí como la que escribe no es una especialista versada en materia económica y tampoco le interesa oficiar de audaz improvisada. Ha decidido dejar de lado brindar posibles soluciones mágicas a la cuestión. Y por tanto sólo voy escribir sobre algunos pequeños asuntos que me generan zumbidos. Cabe aclarar que lo hago con el fin de entretener al lector y de ser posible generar algunos interrogantes. Por otra parte, interrogantes que en sí creo no conducen hacia nada profundo y concreto, sin embargo la última palabra la tiene el lector.
Aquí voy, si tanto se habla de crisis del capitalismo virtual o del capitalismo de casino –como dice nuestra presidenta- por qué entonces se teme tanto a las consecuencias que puede acarrear el mismo sobre la economía real de nuestro país.
Será que en realidad nuestra presidenta -como otros tantos gobernantes que han criticado este capitalismo salvaje, virtual o de casino- se esta excusando en esta crisis para no admitir los errores de su administración. O será que tampoco se quiere reconocer y decir que el modelo económico, impulsado por la anterior presidencia y continuado por la actual, también ha llegado a su techo y que por más que se lo emparche de un modo u otro, hace rato ya que ha rumbeado por un camino que conduce hacia un lento pero certero fracaso.
Sí fracaso, porque la economía mundial asentada en el modelo neocapitalista han fracaso y porque consecuentemente nosotros como país somos parte de ese mundo y de ese modelo económico. Por lo cual, indefectiblemente vamos a sufrir las consecuencias de esta crisis financiera. Aunque nuestra presidenta, a mi entender mal asesorada, haya salido ha decir que nosotros estamos indemnes a esta crisis. Pequeño error de cálculo.
Obviamente que es más que un crack financiero del capitalismo virtual. Es en realidad otro golpe indigno e inevitable hacia esta parte del mundo, de la que formamos parte. Y que hace largos siglos vive en y sobrevive a realidades menos agradables, afortunadas y por demás desgraciadas de las que se perciben en el gigante del norte -principal causante de esta crisis- y en la añosa Europa.
En fin y volviendo al ámbito doméstico, considero que las mejoras económico-sociales percibidas en nuestro país en los últimos cinco años se debieron esencialmente a causas externas ajenas a la decisión política del gobierno de turno; que si bien ha sabido manejar dicha situación con bastante efectividad –al menos por un período considerable de tiempo- ha dejado muchas cuestiones sin resolver.
Por otra parte, actualmente ante esta situación de crisis mundial –de la que insisto no somos indemnes - me parece que las declaraciones de nuestra presidenta sobre la cuestión han sido poco recatadas y estudias. Pero luego, ya con un poco más de mesura y reflexión Cristina Fernández de Kirchner se ha remendado sobre el tema y ha decido formar un Comité de estudio sobre la crisis económico-financiera mundial además de haber tomado otras medidas económicas de relevancia, como que haya mayor control en la Aduana.
En efecto, se puede decir que ya no hay que alarmarse tanto ante las auguradas temibles y peligrosas consecuencias económicas y sociales de esta crisis, así como tampoco hay que desesperarse ante la impasible falta de acción concreta del gobierno sobre el hecho. Porque como vemos el gobierno ha decidido ponerse a trabajar en el asunto y ha tomado y realizado algunas medidas –como las mencionadas más arriba- para apaliar los efectos nocivos de la crisis y proteger nuestra, ya golpeada, economía real. Esperemos no haya sido tarde.
Finalmente me ha quedado un interrogante que no he podido resolver y que quizá alguien me pueda explicar, ¿por qué tanta contradicción entre dichos y hechos en este gobierno?

Una cosa por acá, otra por allá (por Yesica Pelicates)

Para los que se preguntan, si la crisis financiera repercutirá en nuestro país o no, un simplificado y sabroso párrafo a continuación:
El argentino sabe que la disposición de los diferentes cortes de carne en el asador dispone la celeridad de la cocción en tanto cantidad de brasas debajo; debería saber también, que el fuego de la crisis financiera lo mismo hará con los países del globo.
Un combo de políticas agrias, opacas, pertinentes, fulgurantes, algunas añejas otras novicias (le dejo a usted la tarea de unir con flechas las valoraciones con las edades… ¡ojo se pueden repertir!) coadyuvaron en que Argentina posea pocas brasas que fogoneen su cocción como así su lejanía de los trozos ardientes. Esto, sin dejar de reconocer que el mismo calor del parrillero se encargará de la reacción química en la compleja política argentina.

Ahora bien, alejándonos un poco de lo autóctono culinario y reconociendo el impacto de la crisis financiera en Argentina, (ya que es algo que todos se preguntan) pretendo resaltar una característica del uso discursivo kichnerista, sin propósito de agotarla (aunque muchos creen que ya lo han hecho) sino con el fin de disparar preguntas.

Desde el Ejecutivo nacional, haciendo culto a un estilo, dieron cuenta de un posicionamiento crítico en relación al Estado nación -mercado financiero en tanto estadounidenses refiere. Denostando los laxos marcos reguladores condescendientes a la especulación financiera y oponiéndose también al albedrío de las prácticas bancarias.
Contraponiendo la experiencia del país del norte a un discurso oficial, nacional y legitimador del papel del Estado en tanto regulador de la perversidad del libre juego de la oferta y la demanda y que amparado en principios de justicia social se encargue de distribuir la riqueza social. (¡Advertencia! esto no se traduce en un Estado ontológico argentino, cauto en su relación con la banca y que en virtud de su gracia haya sorteado la crisis financiera internacional. Pero al momento de recuperar contrastes tajantes, este quizá ayude)

Con esto no quiero más que esbozar que el conflicto es la constante en las palabras oficiales de espectro nacional, prefiriendo resaltar la política a partir del contraste, la negación, más que a través de la concordancia y coincidencia.
Un caso, lejos está de confirmar la regla (tampoco creo que ese sea mi propósito), pero para el que guste, porque no releer discursos, rememorar apariciones mediáticas de la presidente y su gabinete; (no así el vicepresidente, que es de otra estirpe.) ni que sea, para pensar en diferentes opciones interpretativas… ¡que sí las hay!
Y me pregunto; ¿Será que la conflictividad es propia de la neurosis y otras tantas afecciones psíquicas atribuidas a los Kirchner, o producto de ansias revanchistas y setentosas de poder?; ¿Concebirán la política en términos de amigo-enemigo, como también le han adjudicado conocidos analistas, o a lo Carl von Clausewitz invertido “la política es la continuación de la guerra por otros medios, en homenaje a C.Schmit?; ¿Será que sólo son nenes caprichosos intentando acaparar la atención de sus “padres electores”?
¿O será que lo político es antagonismo, diversidad y la política viene a sobreponerse a la conflictividad, a administrarla a sentar un orden; y que los Kirchner así lo creen? ¿O será que lo político y la política es otra cosa, y que ellos también creen que es otra cosa?

¿Se puede hacer análisis político de la crisis financiera? (por Majo Poncino)

La pregunta parte de la impresión de que los análisis políticos no han sido demasiados o tal vez han tenido poca difusión. Pero al mismo tiempo hay análisis que en su mayoría están vinculados a las decisiones y al impacto de la crisis, o simplemente se dirigen a explicar el origen de la crisis basada en variables políticas adoptadas.
Circulan varios argumentos, el mío uno más, pero con la idea de acercarme a dicha cuestión.
Al respecto, la caída de Wall Street que arrasó a las bolsas de todo el mundo, y que se convirtió en una amenaza a nivel global, y desde un primer momento se consideró como un problema “nuestro”. Nuestro porque siempre afirmamos, y somos conscientes de que Estados Unidos es el centro de la economía mundial, nos guste o no; pero creo que nunca se dejó de sostener ese imaginario realista de que jamás les ocurriría algo así. Se rompió con esa ilusión, como también se rompió con la imagen de la figura política que está a la cabeza, por su intervencionismo político, que tan rechazado fue durante sus últimos años. Es así como la crisis otorga una victoria ideológica a los que rechazaban ese neoliberalismo.
La ley de rescate, tan criticada y cuestionada, fue un dilema, y con ésta posibilidad jugaban los candidatos que están en tiempo de elecciones, para demostrar la responsabilidad y la capacidad de afrontar ésta crisis y sus consecuencia, a la hora de tomar el mando del Poder Ejecutivo.
La denominada burbuja financiera explotó, y como muchos dicen fuimos salpicados, como a todos. Lo cierto de todo esto es que el efecto va a depender del tiempo en que se extienda la crisis. De cierto modo, en el caso de la Argentina, según los especialistas, va a ser uno de los ganadores del tablero económico y social. Las condiciones y las herramientas están en funcionamiento, es un círculo, de manera que todo a su tiempo. Aunque sabemos que ese mínimo grado de confiabilidad que teníamos con Estados Unidos, y si es que lo teníamos, desde mi punto de vista, se perdió.
Volviendo a la pregunta, a mi criterio la crisis puede ser generadora para un análisis político. Desde mi lugar, y como ya se planteó anteriormente, el análisis juega con determinadas condiciones económicas, y ésta crisis mundial sobrepasa los límites, y tiene impuestas sus reglas de juego, y día a día se tiene que esperar a que se muevan las fichas.

El capitalismo cada vez funciona mejor (por Noelia Figueroa)

Sí, estoy hablando de ese sistema social que genera ganancias para unos pocos, mientras que hace naufragar los sueños de las mayorías e impide que podamos desplegar todas nuestras capacidades y disfrutar en tanto mujeres y hombres libres y dispuestos a seguir nuestro deseo. Ese sistema que está destruyendo los recursos naturales, asesinando a miles de especies incluida la nuestra, ese mismo; creo muy a mi pesar, que está funcionando muy bien.
Esta crisis actual, cuyas repercusiones ya se están sintiendo en nuestro país de diferentes forma y de la que mucho se habla y poco esfuerzo se hace por comprender cabalmente, parecería dar por tierra con esto que digo, al menos en el sentido de poner en cuestión la misma pertinencia de los –supuestos- supuestos y mecanismos del capitalismo global. Pero en realidad, si lo miramos de cerca, este sistema se basa en que algunas pocas personas vivan de la expropiación del trabajo de otras muchas personas y en esta lógica, cada vez tienen más los pocos que más tienen, y cada vez somos más pobres los que dependemos de la venta de nuestra fuerza de trabajo. Entonces, el capitalismo y sus lógicas en realidad cada vez son más efectivos, cada vez funcionan mejor.
Ante esta evidencia, entonces ¿Cómo es posible que las cosas continúen así? ¿Cómo es que muy poca gente percibe que vivimos inmersos en un sistema injusto y opresor? ¿Cómo es que escasean los proyectos de transformación radical de nuestras sociedades? Estas preguntas, que parecen –erróneamente- formar parte de un combo pesimista de análisis actual, pueden intentar ser respondidas por separado.
Yo creo que las cosas continúan así debido a que este sistema y sus sostenedores ideológicos han desarrollado la tremenda capacidad de transformarse en función de ir generando respuestas y reconfiguraciones a medida - y toda vez- que sus fundamentos se vieron cuestionados, impugnados, por las luchas y demandas de algún sujeto colectivo. Es decir, sus metamorfosis continuas, operadas a nivel estructural, permiten seguir avanzando en la afirmación de relaciones sociales opresivas, a partir de determinados “aprendizajes” y posteriores reformulaciones. Así por ejemplo, cuando la organización de los trabajadores parecía estar facilitada por las características de la combinación fordista- taylorista, y tras varias experiencias de lucha y radicalización política… le damos la bienvenida al fantástico toyotismo, con sus lógicas gerenciales de organización del trabajo, con la consabida transformación de los espacios, y adiós problema. El capitalismo aprende a funcionar mejor.
En relación a la segunda cuestión, debería ser replanteada, por que creo que no da cuenta de la realidad: no es que son pocos lxs que perciben la injusticia de un orden que acrecienta las desigualdades y excluye. De hechos, estoy convencida de que la mayor parte de las personas piensan – y sufren- que el capitalismo “no es bueno”. El problema se efectúa en el pasaje del segundo al tercer problema, esto es, no es que hombres y mujeres confíen en que el capitalismo es una buena forma de vivir, pero si están convencidos de que es la única posible. Otro de los triunfos de un sistema que se va superando históricamente.
No es que se perciba, ingenuamente, que las cosas están armónicamente conformadas y que vivimos en un sistema de equilibrios, sino que la derrota ideológica (en nuestras latitudes, muy vinculada al éxito de la instalación de los procesos que abrieron las últimas dictaduras) justamente consiste en dejar sentado que no hay alternativa viable al capitalismo como forma de ordenar las sociedades. Así el escepticismo aparece a la hora de pensar siquiera como una trayectoria posible entre muchas, en constituir colectivos que puedan disputar políticamente el sentido de este orden. El conflicto se ve así previsto de antemano y desarmado muy inteligentemente y la mayor parte de las discusiones y controversias se da entre vertientes de una misma forma de ver al mundo, visión que aporta justamente a que este sistema pueda estar mas consolidado.
Esta imposibilidad de constituir fuerzas y colectivos que disputen desde un sentido radical, abierto e integral la conformación del orden social es tributaria, entre otras cosas, a que es la misma noción de lo social la que aparece en crisis, debido a las profundas transformaciones y deterioros que han sufrido los lazos, las instituciones y las significaciones sociales que otrora generaban marcos de contención y de construcción que potencialmente podían generar trincheras de resistencia o acciones de avanzada. Esto, sin rememoraciones románticas de un pasado mejor, que quede claro: simplemente, pienso que determinados espacios eran más fácilmente pensables como generadores de acciones colectivas (instituciones educativas, fábrica, barrio, club). Otro de los problemas subsidiarios de éste, al cual gran parte de los que querían transformar las cosas aportó, es la escisión entre lo social y lo político como esferas separadas, casi autónomas en las que se privilegia una en detrimento de la otra. Si bien la primer dificultad mencionada es la más problemática e importante, creo que la segunda hizo mucho a la hora de generar descreimiento en la capacidad de la política por instituir nuevas formas.
En función de estas cuestiones, yo creo que es posible, y sobre todo, es necesario, reconstruir de manera crítica estos lazos sociales, conformar nuevos arraigos, nuevas formas y herramientas, espacios y a la vez, nuevas certezas que partan de la imposibilidad de la Certeza absoluta. Todo esto teniendo en cuenta que esta producción social es en sí misma política, sobre todo cuando intenta tener el horizonte de transformar radicalmente la propia sociedad de la que se parte, las formas de relacionarse entre hombres y mujeres y de éstos con la naturaleza. Ya veremos lo que ese atributo de radical implica, aunque de piso existen algunas intuiciones: entre ellas, la primera, es que una transformación de este tipo debe impedir la profundización y mejora de un sistema basado en la existencia de opresorxs y oprimidxs.

Líneas de aporte para re-pensar la crisis (por Julia Expósito)

El capitalismo arrastra al mundo a una profunda crisis, que por sus características dificulta prever cual va a ser su salida. Crisis que no hace mucho tiempo parecía ser una crisis cíclica mas, como muchas otras, aparece hoy en sus verdaderas proporciones.
Desde el 15 de septiembre, con la caída del Banco Lehman Brothes, se instalo el pánico en los mercados capitalistas del mundo entero. Entraron en quiebra algunos de los más importantes bancos de los EE.UU. y Europa, quedando congelada la oferta de crédito en forma generalizada. Esto llevó a que los gobiernos de esas regiones respondieran con una de las mas grandes intervenciones estatales en el sistema financiero mundial, pero a pesar de a la nacionalización de deudas privadas y la estatización parcial de los bancos no se logra revertir la crisis, ni impedir la recesión. Esto da cuenta de que, para este sistema, en un momento de crecimiento económico y altas ganancias “es preciso” privatizar al Estado, pero que en los momentos de crisis y grandes pérdidas el Estado debe financiar a los capitales: socializar las pérdidas, privatizar las ganancias.
Vale aclarar, que al ser una “estatización” para “salvar” a sus banqueros, lo que permite que sigan siendo dueños de los bancos, y justamente ese es el problema. Estos desequilibrios son intrínsecos al capitalismo, y no podrán detenerse mientras exista un régimen gobernado por la supremacía de la especulación y la maximización de beneficios.
Retomando, el esquema especulativo se vino abajo cuando se tornó evidente que millones de compradores no podían pagar sus hipotecas. La actual crisis se manifiesta de manera tan violenta debido al grado de desarrollo alcanzado por el capitalismo Imperialista y por la lucha de clases en la época que vivimos; como parte de un proceso que muestra un desarrollo particular de las contradicciones que se estaban gestando hace varios años. En la década de los 90, luego de atravesar severas crisis, el imperialismo logró inaugurar un período de expansión a través del enorme aumento de la explotación de los trabajadores a lo largo del mundo, recolonizando incluso los países subdesarrollados.
Las nuevas tecnologías a su vez, posibilitaron el aumento de la productividad y la expansión de un mercado financiero mundial que permite imprimirle un ritmo instantáneo al reparto de beneficios y a la acumulación de capital. Este sistema otorgó la posibilidad de extraer una enorme masa de plusvalía, lo que a su vez provocó una sobre- acumulación de capital. Y durante las últimas décadas, esta sobre-acumulación generó un gran aumento del capital ficticio, capital que por su misma definición no es invertido en la producción directamente, sino que se convierte en capital especulativo.
Como toda crisis económica del capitalismo, ésta ya dejó entrever su cara “social”, que se manifiesta cuando los costos golpean a los trabajadores y masas populares. De acuerdo a ésto, ya se pueden distinguir las restricciones del crédito al consumidor y el devastador incremento en los precios, que se suman al enorme aumento del desempleo que se empieza a sentir a nivel global. Uno de los principales problemas a los que comúnmente se vincula este desempleo es la gran cantidad de inmigrantes radicados en las grandes potencias, por lo que una de las medidas fundamentales viene siendo frenar la inmigración, principalmente a EE.UU. y Europa. Esta medida no sólo no soluciona el problema sino que incrementa los niveles de exclusión y xenofobia que sufren estos trabajadores que se ven obligados a migrar.
Este análisis sería parcial si nos limitáramos al plano económico y social: el descalabro económico dejó en evidencia una crisis política en el país más poderoso del mundo. Uno de los ejemplos más significativos fue la votación del paquete de ayuda a los bancos en la que el gobierno de W. Bush fue derrotado en una primera votación en la cámara. Por esta misma línea, estamos de acuerdo con la “fúnebre” aseveración de Claudio Katz: “Bush es un cadáver del proyecto neo-conservador, socavado por la aventura en Medio Oriente (…) Pero más significativa es la fulminante pérdida de autoridad presidencial para actuar frente al desplome bancario. No es la cercanía de las elecciones lo que erosionó ese poder, sino la división de la elite estadounidense frente al territorio de Wall Street.”[1]
El capitalismo, por lo tanto, es un sistema en decadencia, que desarrolla tecnología para aumentar ganancias y no para beneficio de toda la humanidad. Cada vez es más evidente como utiliza dicha tecnología para la destrucción del hombre y la naturaleza. Por eso creo que en esta época se hacen cada vez más presentes las palabras de Rosa Luxemburgo: “Socialismo o Barbarie”. O se produce un cambio radical, o se llegará a la degeneración casi completa del hombre, donde el hambre, la miseria y la explotación van a ser cada vez mas profundas. El problema radica, a mi entender, en que la dinámica va en ese sentido.Es precisamente por esto que es importante realizar un análisis profundo y complejo de esta crisis para interpretar qué esta sucediendo. Pero no hay que detenerse en el mero análisis, es necesaria también la organización de los oprimidos para generar propuestas que abran alternativas populares. Porque, como marcaba Marx en la tesis 11, son fundamentales las distintas interpretaciones del mundo pero de lo que se trata, en realidad, es de transformarlo.

[1] Katz Claudio, “Lección acelerada de capitalismo”, en Rebelión, 4/10/2008.

El reemplazo de la política por “la caja” (por Andrés Ruescas)

Era de esperar por donde vendría la crítica al actual anuncio del paso total de las AFJP a manos del Estado en busca de un sistema previsional más justo cuyo pilar es el régimen público de reparto. Disfrazada de progresismo pero de contenido conservador de derecha, con nostalgia neoliberal. Así, como no era de faltar, las primeras voces de espanto se escucharon resonar desde la líder de la CC Elisa Carrió, para quien (consecuente con su modo de pensar la política), el cambio del régimen jubilatorio que impulsa el la presidenta es sólo una cuestión “de caja”, de querer seguir “robando”. Criticando por “izquierda” y haciéndoles el juego a los que en verdad quieren desprestigiar esta medida porque concretamente toca sus intereses, como afirma Alfredo Zaiat en una nota publicada hoy miércoles en Página/12: “Junto a la reestructuración de la deuda en default, la eliminación de las AFJP constituye una de las principales medidas de la administración kirchnerista que afecta al poder financiero. Se entiende así la reacción furiosa de banqueros, asesores, economistas, corredores bursátiles, gerentes financieros & otros aliados que integran una asociación dedicada a lucrar con el dinero de los trabajadores”. Pero claro al pensamiento progresista conservador esto no le interesa.Para ellos, inmersos en el más anacrónico liberalismo: intervención estatal es sinónimo de “meter la mano en el bolsillo”; cobro e impuesto es sinónimo de “expropiación” o “confiscación”; la política es sinónimo de “corrupción”; por eso su práctica se reduce a reducir (valga la redundancia) la política a un expediente judicial, apareciendo así como algo que está de más, que viene a “molestar al mercado” (que por si no quedó claro nunca se autorregula y acude furioso a pedir el salvataje del estado cuando se encuentra en serios apuros).Como extrañamos en este momento a nuestro querido Nicolás (Casullo) para que nos aporte hoy una crítica fresca e incisiva sobre este pensamiento. Aquel que en el último tiempo de su vida se había dedicado a tratar de descifrar el moralismo reinante en el discurso progresista, donde la política ha dejado de pensarse en términos de adversarios, donde el dominio (social, económico y cultural) desaparece para dar lugar a un discurso político que nace recién en la idea de “corrupción”, “el mal desempeño” o la “mala gestión”. Así no cabe plantearse ningún lugar para la lucha y el conflicto, todo emerge a partir del consenso, desde la anulación de las diferencias y los antagonismos, de desechar todo lo que huela a laclauismo populista, entonces, ¿Política para qué? ¿No es algo que sobra si de antemano ya está todo dicho y consensuado en el set televisivo donde “todos somos iguales”?Muy lejos, claro, está esto de lo que Ranciére alguna vez postuló como necesario para que exista democracia, es decir, que esta sólo existe cuando hay política y la política emerge cuando hay desacuerdo.

Reconstruyendo el muro de Wall Street (por Matías Doneri)

La Hegemonía mundial le propinó al mundo otro, unos más, de sus nefastos “des-echos”. Alfredo Zaiat escribió el 20 de Septiembre pasado que “la caída del muro de Wall Street” implica el fin de una era para pasar a un Sistema Capitalista regulado de otra forma. Se habla de una hipotética transición hacia un mundo más multipolar . Signos de pregunta sobre cómo y cuándo esto seria posible con o sin conflictos bélicos de cuán envergadura. Por el momento, en estas últimas semanas los gobiernos de los países “centrales” se han ocupado de tratar de salvar lo que pudieran del sistema financiero antes de que se contagie aún más la economía “real” y los efectos recesivos sean mayores. Sus economías venían entrando en recesión, y esta crisis expresa su capacidad para exportar sus problemas internos. También perduran otros rastros fuertes de hegemonía: muchos poseedores de capital siguen refugiándose en el dólar (uno de los más fuertes símbolos e instrumentos del poder) y financian la estabilidad de la economía que generó la crisis. China y Japón poseen un control relativo sobre el dólar, y dada su actitud ante la situación cabe conjeturar que les conviene conservar su estabilidad. Y así, en el escenario internacional se trata de conservar.
En este sentido camina también el escenario local. A los actores nacionales y regionales les queda “decidir” cómo se hace para recibir los impactos de la manera menos dañina posible. Esto en acción conjunta, preferentemente, en especial con Brasil. Actuando sobre un conjunto de instrumentos como el tipo de cambio, mecanismos arancelarios y para arancelarios, los que modifican su relación con el exterior y entre si.
A pesar de que nuestro sistema financiero estaba relativamente desacoplado del internacional, lo que se presume aporta mayor seguridad, se han generado corridas al dólar y al colchón. Por otro lado se habla de que hay capitales argentinos que estaban en bancos estadounidenses que fueron los primeros en irse y están queriendo volver a nuestra economía. Esta ambigüedad da cuenta de la incertidumbre que se vive en estos días y del cuidado que hay que tener con el criterio de ciertos actores “nacionales”.
Ante tal incertidumbre es necesaria una acción concertada entre las diversas fuerzas políticas a nivel interno y regional que de un marco de fuerte confianza .Que ese escenario no es probable lo prueban experiencias internas resientes por de más conflictivas. Son necesarias políticas comunicacionales y programáticas que orienten fondos hacia inversiones estratégicas con apoyo del Estado y del sistema financiero (regulado por el primero) para promover la actividad productiva local y la progresiva autosuficiencia de la economía y del mercado interno. Está en juego la capacidad del gobierno de mantener lo que construyó: el empleo, el salario, el crecimiento, en fin, el modelo (“acumulación” con “inclusión”). En cuanto a proyectos de desarrollo que impliquen desconcentración de la economía y alguna redistribución más igualitaria del ingreso y del poder económico, o políticas de desarrollo sustentable a nivel ambiental...mucho pedir para una coyuntura netamente “conservadora”. ¿Y la inflación?. Es decir, cosas que antes eran mas o menos viables ahora tendrán que esperar, más en un contexto en el que el viento de cola está en cuestión. Los precios de los comodities han bajado, por lo que uno de los pilares de ese modelo ve menguada su capacidad de proveer de superávit fiscal. El impacto de la crisis sobre otras economías puede impactar sobre la nuestra desde el lado de la demanda. Ya se registra menor demanda de ciertos productos industriales. Es esperable un enfriamiento relativo de la economía.
No hay nada demasiado nuevo. Para algunos como yo el Capitalismo siempre estuvo en crisis. Sin embargo, esto no significa que no siga habiendo “señales” de algún cambio en relación a la catástrofe noventista. Sería justo que los jubilados no tengan que sufrir las irresponsabilidades de las AFJPs una vez más y que éstas se hagan o sean hechas responsables. Más justo sería que a partir de ahí se institucionalice un sistema provisional solidario y confiable.
Sigue vigente la pregunta por la acción colectiva, la capacidad de movilización de sectores populares hacia la construcción de Otra Economía y otra forma de ser sociedad...digamos Socialismo. La coyuntura no hace más que reafirmar algunas certezas sobre su necesidad y otras sobre su posibilidad. Los muros mentales están primero y son más cercanos que el de Wall Street a pesar de la globalización y a pesar de que sean difícilmente distinguibles los unos con el otro. Hasta que los valores de la economía “real” sean más valores o más reales quedan muchos muros por tirar y muchos por levantar.

CUANDO LOS PÁLIDOS VIENEN MARCHANDO (por Magda Bergami)

Tener un accidente en medio de la ruta puede ser más que un infortunio. El panorama actual también parece algo accidentado: la galopante inflación, el crack financiero internacional, los índices de empleo que penden de un hilo. Pueden ser simples incidentes (del orden de lo natural) o puede ser acciones fríamente premeditadas; no interesa, lo importante es que nos suceden, sin posibilidad de anticipación. Y siempre que lo imposible acontece (aquello que suponemos que nunca nos va a pasar) se abre el abanico de las posibilidades: entonces todo puede suceder. Se dice que eso es lo que implica toda crisis.
Un cuento de miedo: de eso les voy a hablar. Un accidente en moto, una camioneta que los auxilia en medio de la noche, conductores que no son más que una banda de personajes fúnebres, que en realidad no los rescatan, sino que los llevan, directamente y sin pagar boleto, al cementerio. Muy recomendable por cierto, del libro Socorro!, de Elsa Bornemann.
Si el desconcierto económico es un cuco al asecho de nuestros sueños, más tenebrosos pueden ser otros fantasmas. Así entonces, el clima electoral de 2009, que se viene cocinando en la caldera a fuego lento, posee la espectralidad de esa camioneta blanca, sin chapa y sin destino cierto: subir, sí, pero ¿adonde ir?.
Apenas andado el camino caemos en la cuenta de que nos hemos sumergirnos en el extraño mundo de Jack: en un rincón, un monstruo deforme con múltiples cabezas que se alimenta de seres minúsculos, los devora, los escupe, los regurgita, se nutren de ellos para así maquinar noche y día el plan estratégico para conquistar el mundo (eso que intenta ser el “peronismo opositor”, con Duhalde a la cabeza, lo cual es bastante descabellado, secundado por Solá, De Narváez); a su lado, un muerto en avanzado estado de descomposición, que como un “Jack, el destripador” en versión masoquista, se habría amputado a sí mismo sus órganos, pero aún cree que si logra encontrarlos podrá resucitarse (eso que llamamos UCR); los conductores son los siameses dementes (alias Cristina y Néstor), una pareja extraña con sus cabezas pegadas, pero se dice que quien conduce es él, pues intenta mantener el control del vehículo, no sin antes tratar de estrellarlo; seres místicos y todopoderosos, sombras de sí mismos, pululan en la penumbra del coche, , pero no saben aún donde están sus asientos (Carrió, Macri, Telerman); finalmente, el huésped maldito, sentado en algún lugar, es Cleto, el gnomo. Los seres más oscuros son aquellos a los que les tenemos miedo sin saber por qué, tal como ese hombrecito insípido e infantil, falto de carácter y con cara de muñeco de torta. Presidente de la Honorable Cámara de las Tumbas y Vicepresidente del Cementerio, de él se dice que es el tecnócrata de la muerte, un muerto-vivo, un jinete al que le quieren cortar la cabeza. Sin embargo, está tratando de adiestrar a un ejército de enanos zombis (los radicales K) que entonando un canto de sirenas, conciliadoras y consensuales, intentan dar el golpe de gracia final.
Entre oportunidades y espectros radica entonces el problema. Nuestros queridos monstruos tienen la plasticidad de transformarse todo el tiempo en seres cada vez más temibles, alimentados por nuestros constantes miedos, para habitar por siempre jamás todas las pesadillas. Han abierto un sindicato diabólico en el que se las ingenian para reinventarse una y otra vez. Son la misma clase política que desde hace décadas viene transmutándose y travistiéndose, cambiando de maquillaje, estrenando nuevos alaridos, pergeñando nuevos sustos. Pero aunque Freddy se empolve las cicatrices sigue siendo el mismo patético monigote que habita debajo de nuestras sábanas.
Entonces, si los accidentes abren posibilidades, los cuentos de miedo nos señalan sólo un final posible, ese que conocemos anticipadamente, pero que sin embargo no podemos dejar de leer.
La camioneta ya ha empezado a rodar. Para salvarse parece que sólo resta subirse, pero entonces tratar de torcer el destino será imposible. Si los pálidos vienen marchando, debe caber aún la posibilidad de encontrar alguna otra alternativa, aunque esta sea echarse a correr en el medio de la noche o simplemente no esperar a que alguien nos rescate.

Lo que el viento no se llevó (por Silvio Crudo)

Lo que la debacle económica va dejando en su camino. ¿Podrá el gobierno sacar algo positivo de la hecatombe sacra de capitales?

Ha sido un año difícil, y todavía quedan dos meses. La crisis financiera que empezó en el norte, se expandió hacia el sur a la velocidad de este principio de milenio signado por internet. A menos de una semana de haber sido declarada, ya se veían signos de su presencia en nuestro país, y la idea del desacople, quedó en evidencia como mero deseo.
Llega a una Argentina que hace algunos meses se exacerbaba y polarizaba con el conflicto agropecuario, e impuso nuevas preocupaciones por estos lares. La verificada caída de la demanda internacional en general, y de las materias primas en particular, afectará una de las fuentes de financiamiento del gobierno argentino, las tan cuestionadas, y para algunos economistas mal llamadas, retenciones a la exportación. El futuro de la otra fuente, ligada a los impuestos al consumo, también presenta un panorama de retracción. El cuánto de la merma, estará condicionado por la capacidad que tenga el ejecutivo de cumplir con los dos primeros objetivos que fueron fijados para enfrentar la debacle: no dejar caer el gasto público ni subir el desempleo. La innovación brilla por su ausencia, es la misma estrategia de los últimos cinco años.
Igualmente, tratemos de no pecar de ingenuos. La Presidenta, su marido y allegados, saben lo peligroso que es enfrentar circunstancias nuevas con viejas armas. Han demostrado alguna capacidad para canalizar a su favor las situaciones conflictivas, lo que no quiere decir que se destaquen en ello. Sin embargo, esta crisis parece abrir la posibilidad para un anhelo tantas veces expresado discursivamente por el gobierno, y que no siempre pareció ponerse el empeño necesario para llevarlo a la práctica: un nuevo rol del Estado, más fuerte, con mayor capacidad de intervención.
Para ver esto, pasemos lista a algunas medidas referidas al comercio exterior: barreras para-arancelarias, cuyo fin es proteger los productos nacionales de la sobreoferta de importados, conversaciones con Brasil para poner en marcha algún tipo de Mecanismo de Compensación Arancelaria y evitar una devaluación competitiva, y con todo el MERCOSUR, para elevar el Arancel Común Externo. Medidas que necesitan consultas y apoyo, impensables en otro contexto.
La coyuntura parece abrir un momento de redefinición de las reglas de desenvolvimiento económico, político y social, a nivel nacional y regional. Creo que un indicador fuerte de éste fenómeno es la intención de estatización completa del sistema previsional con la consecuente desaparición de las AFJP. Mas allá del propósito, por parte del ejecutivo, de obtener recursos, es una intervención que cuatro años atrás hubiera generado durísimas oposiciones.
Sin embargo, hay que ser cautelosos. De ninguna manera estamos asistiendo al resurgimiento de la matriz estadocéntrica que supo funcionar en la región hasta fines de los ’70. La globalización y la dependencia del comercio exterior seguirán existiendo y su disminución en tiempos próximos nos recordará su importancia. La diferenciación social, la heterogeneidad de actores, sus intereses y, por lo tanto, sus demandas, son fenómenos que deberán ser tenidos en cuenta para viabilizar un accionar diferente del Estado.
La herencia dejada por el neoliberalismo no será fácil de enfrentar. Una parte de la sociedad excluida, sin poder construir ni engarzarse en un proyecto común, y otra parte que continua llevando adelante el anti-proyecto de la realización individual, son graves obstáculos a tener en cuenta. El Estado tendrá que ser capaz de legitimarse y generar consenso sobre las políticas que lleve adelante.
Y, por supuesto, esto no lo podrá hacer sin recursos, no sólo económicos, también políticos. Por ello es importante, si el gobierno desea aprovechar esta oportunidad, que tenga la capacidad de generar acuerdos a nivel parlamentario y con otros sectores y actores sociales. Corre en su contra estarse moviendo en un escenario cargado de imprevisibilidad, donde lo único seguro es que la economía del país va a salir afectada. Pero la oportunidad aparenta estar cerca. Como siempre, hay que ver qué se hace con ella.

“La clase media nuestra de cada día” (por Lucía Carreras)

Hace unos días atrás, leyendo un artículo del diario “Crítica” me quede pensando en uno de los tantos efectos de la crisis mundial. Uno de ellos es esa mezcla cotidiana entre exageración e ignorancia (o tal vez exageración provocada por la ignorancia). El artículo del que estoy hablando era una encuesta a diferentes personas (casi todas pertenecientes a la clase media), donde se les preguntaba: “si creían que la crisis mundial iba a afectar a nuestro país”, “si las medidas del gobierno eran las correctas”, “que tipo de recaudos tomaban para que no los afectara o lo hiciera lo menos posible en su economía familiar”, etc. Frente a estas preguntas, la mayoría de las personas contestaba que tenía miedo de que en nuestro país se viniera una nueva crisis, pero lo que me llamo la atención fue que el mayor porcentaje de los encuestados contesto que no tomaba ningún recaudo como medio de prevención. Cuando plantie la combinación de exageración con ignorancia pensaba en esta clase media melodramática por momentos, sin otro motivo que no fuese la desinformación, y a esto se le agrega el hecho de preocuparse pero sin generar análisis ni cambio de actitud.
Antes de continuar quiero que quede algo claro con lo que acabo de decir. No pretendo ni una clase social media con conciencia de sí misma, ni la reproducción masiva de intelectuales orgánicos, solo intento analizar una actitud que es frecuente en nuestro país (con o sin razón) y que forma parte de esta “clase media” que parecería que vive acechada constantemente, por ese vendito fantasma (o sea “la crisis”) que son más las veces que no esta que las veces que sí. La “crisis”, esa palabra que a este sector le genera pavor y urticaria, se muestra como inminente para ellos, cuando en situaciones como la actual (más halla de que tiene parte de excepcional por que no todos los días el sistema capitalista atraviesa una etapa como la actual) si uno se concentra por unos minutos podrá ver que falta un poco de tiempo para que se avecine el Apocalipsis, y si llega a venir ellos no van a ser los primeros en sentir los efectos. Encuadrar a una clase dentro de ciertos parámetros no es algo de mi agrado, pero me pregunto que tendrá ésta (y que no tendrá la clase baja) que siente que este fantasma sigue sus pasos sigilosamente y cuando se decida a venir “ellos” serán los primeros en caer. No quisiera arruinarles la fiesta pero la crisis argentina del 2001 mostró a unos cuantos afectados dentro del panorama que fueron severamente golpeados por la misma, mucho más que a ustedes. No estoy planteando ni que sus argumentos son completamente infundados, ni que forman parte del grupo privilegiado, simplemente quisiera mostrar que por momentos percibo en “nuestra clase media de todos los días” una tendencia a la victimización y exageración hacia ellos mismos, y lo peor de esto es que se produce por una falta de información o por una construcción particular del sentido.
Quisiera exponer, a modo de conclusión, mi mirada de lo que representa verdaderamente esta crisis mundial y tal vez de esta forma esta clase media tan famosa logre no ahogarse en un baso de agua y convertir la ignorancia en reflexión. Ayer, estaba leyendo un artículo de Julio María Sanguinetti (ex presidente de Uruguay). El titulo del mismo era “Un nuevo velorio”, y hacia referencia a la crisis del sistema capitalista. Sanguinetti señala que no es la primera vez que se lo invita (por parte de comunistas sobrevivientes, socialistas ortodoxos, etc.) a ver la defunción del capitalismo, y que no va a ver velorio por que más halla de sus fallas él mismo no se cae por que nadie tiene como sustituirlo. Concuerdo en que no se va a producir el velorio, por que a pesar de las crisis que ha sufrido tarde o temprano el gigante volvió a levantarse, pero no se si es el único que puede mantenerse en pie (me dirán ilusa pero confío que en un futuro lejano el capitalismo no será la economía reinante). Sanguinetti concluye ( y en esto también concuerdo) que va a ver cambios, que los bancos van a ser entidades que soliciten garantías, que el estado tendrá que encargarse de ciertos asuntos (como solo el puede, aunque a algunos les cueste admitirlo) y mal que le pese a algunos ingenuos, en el Río de la Plata no estamos blindados a prueba de balas. Él finaliza su análisis con una frase, que a mi modo de ver las cosas, representa lo que se avecinara cuando las aguas se calmen: “En una palabra, la fiesta termino. Pero velorio no habrá”. Así que, querida y amada clase media, para que hacerse mala sangre innecesariamente, cuando los que más pueden llegar a sentirla y menos poseen, son los que menos la demonizan.

Preguntas para re-pensar la crisis (por Facundo Odasso)

Caminemos mas despacio. Si, desaceleremos un poco la marcha y observemos mejor que esta pasando alrededor nuestro. Miremos mas detenidamente los hechos y preguntemos; interroguémonos sobre esos hecho que están ahí, pero que parecen salirse de nuestro alcance. No importa que clase de pregunta sea, simplemente preguntar. Porque esta es la única manera de acercarnos. Acá, ninguna curiosidad matará al gato, y lo que importa es cazar al ratón.
Como quien deambula por las salas de un museo preguntándose por las pinturas que hay o su sentido, entonces caminamos mas lentamente y ¿qué es lo primero que se nos aparece? La crisis financiera. Con sus números, sus declaraciones, con todas esas particularidades que los medios nos muestran; cual pintura rara, con líneas mas gruesas que otras, o deformaciones formadas que nos parecen curiosas o pasan desapercibidas.
A lo largo de toda su historia, el sistema capitalista ha atravesado por muchos altibajos y crisis, pero siempre siguió vivito y coleando. El marxismo clásico reconoce dos grandes tipos de crisis: las parciales, cíclicas, que se resuelven mediante recomposiciones operadas dentro del sistema capitalista; y las crisis generales, aquellas cuya resolución llevaría a una transformación del sistema de producción, que devendría en uno socialista según los deseos del propio Marx. Algunas de las primeras preguntas que se podrían aparecer son: ¿qué tipo de crisis es esta crisis? O ¿qué grandes cambios traería? O bien, ¿cómo afectarían esos cambios? Sin pretender hacer futurología, a primera vista esta crisis se nos aparece como las anteriores, en palabras de Marx, tendríamos una nueva crisis cíclica. Porque si pasamos revista a las declaraciones de los altos funcionarios que llevan la batuta dentro de este desconcierto, no hay mucha voluntad de salirse de este sistema. Es mas, hasta algunos creen que ni siquiera es necesario hacer modificaciones, como lo plantea el propio presidente de EEUU, en lo que parece presentarse como el primer desacuerdo en torno a la salida de la crisis; porque unos segundos después, el presidente francés reconoció la necesidad de realizar cambios en el sistema, de regularlo: esa mala palabra para el marchitado neoliberalismo. Continuemos con nuestro recorrido, pero ya que vamos mas despacio, prestemos un poco de atención a esa “hemorragia” de dólares que los Estados están vertiendo sobre el sistema. Y, por supuesto, preguntémonos: ¿de donde sale tanto dinero? O ¿para qué se necesita tanto dinero? O ¿vale la pena volcar tanto dinero en algo que demostró ser para unos pocos? La verdad es que estas preguntas deberíamos formulárselas a los jefes de Estado de las grandes potencias económicas, puesto que solo ellos saben porque se necesita tanto dinero o si vale la pena. Una cosa es cierta, ese dinero volverá a sus arcas en forma de impuestos a sus ciudadanos, en lo que seria un re-make de hacer publico perdidas privadas, algo que nosotros ya experimentamos. Y aquí, ¿qué queda de verdad en todo esto? Bueno, no es fácil percibir la complejidad de una pintura mirándola una sola vez, de ver hacia donde se dirigen esas pinceladas, pero hay algo de cierto en todo esto, y que viene de una respuesta a ¿quién esta ganando con esta crisis? Porque toda crisis crea sus propias reglas, tiempos, y salidas; toda crisis se convierte en un juego, y en todo juego hay ganadores y perdedores. Y como siempre se escucho decir: “la plata no desaparece, siempre circula”.-

“De la crisis hago un Best Seller” (por María Noel Ferri)

A dos meses y medio de finalizar el año y sin poder hacer un balance definitivo, estamos en condiciones de anticipar que el 2008 va a ser asociado en el mundo con la palabra Crisis. Dentro de este mundo en caos financiero, se encuentra la Argentina, quien especialmente puede definir su año casi desde el comienzo adoptando la palabra crisis, devenida en adjetivo.
En Marzo del 2008, Argentina, vivió el conflicto agrario más prolongado de su historia y la crisis más aguda que tuvo que pasar la “era k”. Este conflicto que acompañó en el tiempo casi todo el primer período de la gestión de Cristina F. de Kirchner se disuelve en su marcha y se anula como primera preocupación luego de la famosa decisión del Congreso.
Casi agotados, dejamos de lado este enfrentamiento, que como saldo nos deja hasta el momento: una fórmula presidencial disuelta en donde el vicepresidente esta semana acaba de lanzar su propio partido (Consenso Federal) en la provincia de Mendoza; una oposición que no sabe cuál será el mejor recurso para ganar las legislativas en el 2009, que se debate entre un futuro “frente” conformado por los peronistas devenidos anti-K luego del conflicto agrario, con los consejos desde la sombra de Eduardo Duhalde reminiscencia de un “Maximato” casi perdido en la historia de México, sumado el macrismo que buscando apoyo en las encuestas se ve fortalecido para comandarlo y una Elisa Carrio que de a poco va construyendo la candidatura de Prat Gay, ex presidente del Banco Central, con el objetivo de una “renovación” en la política; el oficialismo, pretende remontar el liderazgo político y seduce con la candidatura de Néstor como Diputado por la Prov. De Buenos Aires, quien ya realiza apreciaciones sobre las fichas políticas que se están jugando en estos días desde la oposición y como si esto fuera poco, sin ninguna señal de una política agropecuaria adecuada, aún más necesaria frente a las oscilaciones en los precios de las materias primas en el marco de la crisis mundial.
Desde la ironía, desgastando al superávit fiscal en su función de caballito de batalla, la Presidenta presenta a la Argentina como un “oasis” en medio de un verdadero caos financiero. Luego, se desdice, pues es obvio que nuestro país sufrirá los coletazos de un cimbronazo que comienza en los países en desarrollo pero que desestabiliza las reglas de un sistema del cual Argentina no se encuentra exenta. En consecuencia, el escenario más inmediato se presenta como un callejón sin salida en el momento de pronunciar oficialmente una posición a tomar.
Las economías regionales como ser, la vitivinícola, la maderera, la automotriz y la pesquera, han comenzado a dar señales, a través de diferentes medidas en torno al empleo, que la situación comienza a ser preocupante en regiones puntuales de nuestro país. Tanto la Unión Industrial Argentina, la Cámara Argentina de la Construcción y las Cámaras de Comercio han alzado su voz haciendo llegar a la presidenta la preocupación sobre la situación económica. La devaluación de Brasil preocupa en razón de ingresos de productos competitivos al país. La baja en las exportaciones, por cancelación o disminución de compras por parte de los países más afectados por esta crisis, también es una señal alarmante. Como también la baja en el precio de las materias primas, principal vía de recaudación. La única ventaja que muchos ven es la disminución del precio del barril del petróleo que ahorrará en materia energética pero, sólo es un punto positivo entre miles preocupantes que se deben tener en cuenta. Qué lástima no se hayan dado cuenta antes, ¡es un trastorno estar un uso horario adelantado sabiendo que sólo ahorra el 1.5%!
Las medidas que tomará el gobierno para amortizar los riesgos se orientan hacia la protección del empleo y de algunos mercados que son sensibles a las importaciones. En fin, en medio de una crisis global la Argentina no logra encontrar un adecuado encauce de sus problemas internos, a los cuales se les agrega las consecuencias que este crisis provoque. Mientras tanto, Axel Kicillof, es el único argentino “visionario” beneficiado de esta crisis mundial; por el sólo hecho de haber encontrado en Lord Keynes un buen argumento de investigación que convirtió a su libro casi en un best seller.

Apesar de você (por Marisol González)

La crisis ya es mundial. Siempre lo fue, en distintas medidas, desde el siglo pasado, cada vez que a Estados Unidos no le cerraban los números. Esto implica, para los países afectados, un replanteo de su lugar en varios niveles, buscando las estrategias que reduzcan al máximo posible los impactos de la debacle financiera.
Es por esto que en la Casa Rosada toman medidas espiando al otro lado del tapial. Las decisiones que se dibujan en borrador y sin apretar mucho el lápiz tratan de atender a las demandas de los actores que requieren de la estabilidad interna pero sobre todo se llevan adelante teniendo en cuenta qué hace el hermano verdeamarelho. Es que en la economía argentina no se pueden disociar los planos doméstico y externo, ya que, a esta altura, es una perogrullada: el primero depende casi exclusivamente del segundo.
Desde la reactivación económica post 2001 las relaciones con Brasil han recobrado importancia. El país vecino absorbe un alto porcentaje de las exportaciones argentinas, pero, a su vez, coloca sus productos en la plaza local, provocando una desventaja en la balanza comercial para Argentina, aunque la distancia no parecía ser demasiado profunda meses atrás. Hoy la importancia de esa relación está más centrada en las medidas que tomen desde el Planalto. Varios Fernández argentinos están pendientes del comportamiento del real, porque algunos puntos más de depreciación de esta divisa traerían problemas para el sostenimiento de la competitividad local. Como se sabe, el Banco Central argentino inyecta meticulosamente dólares día a día para evitar que aumente el tipo de cambio. La devaluación ya no es un lujo, no puede ser la salida fácil. Por algún motivo, recién ahora empiezan a preocuparle a quienes rumbean el país las consecuencias inflacionarias de tal intervención.
Habría que evaluar hasta qué punto la intención de las dirigencias regionales es enfrentar la crisis en conjunto. Los países latinoamericanos tienden a ser catalogados bajo las mismas etiquetas –países periféricos, emergentes, socialismos del siglo XXI- suponiendo que hay algún aura común que los unifica. La crisis es una buena oportunidad para demostrar esa unidad, aunque escasean señales. Hace dos semanas que las cancillerías amagan con un encuentro entre presidentes, o a lo sumo, ministros de economía, en el marco del MERCOSUR, y que al parecer se concretaría recién la próxima semana, aunque como declaró el canciller chileno, Alejandro Foxley, la reunión servirá más como un intercambio de informaciones entre los países miembros del bloque económico ante la crisis financiera global de que una oportunidad para tomar decisiones en conjunto.
Mientras tanto, cada uno va forjando sus propias soluciones, en función de los objetivos internos. Tanto en Argentina como en Brasil se acercan años electorales y nadie sabe hasta cuándo se pueden prolongar los efectos del sismo. Argentina está llevando adelante una operación aduanera para evitar la entrada indiscriminada de productos que puedan inundar el mercado y perjudicar así la producción local. Entre esos productos se encuentra una larga lista de artículos provenientes de Brasil. Por el contrario, el ministro de Economía de Brasil, Guido Mantega, se manifestó en contra de la idea de aumentar cualquier tipo de arancel, tanto dentro como fuera del bloque.
El discurso oficial se regocija defendiendo la intervención del estado en la economía, pero solo actúa desde la matriz más liberal: cuando el pronóstico anuncia crisis y tormentas, protege mercados, en la estabilidad soleada no ejecuta planes integrales que beneficien a la producción ni promuevan el fortalecimiento del mercado interno. La nueva crisis que deberá enfrentar el gobierno, a diferencia de unos meses atrás, suma un nuevo desafío porque involucra actores que no están atados a su voluntad y espacios de acción y decisión que no están a su alcance.

Surrealismo, Excentricidades e Incoherencias (por Joana Bella)

Luego de sentir los primeros síntomas de la crisis financiera actual, los gobiernos de las potencias centrales decidieron poner en acción políticas basadas en ideas implementadas luego de la crisis de 1930.Estas ideas ofrecían un conjunto de medidas prácticas; susceptibles de prevenir oscilaciones en la coyuntura. Constituían una estrategia para el control efectivo de la demanda; a través del aumento o disminución del gasto publico. En caso de una coyuntura desfavorable, el estado, a través de la construcción de viviendas y mejoras en infraestructura lograría recuperar el nivel de inversión. A través de las medidas fiscales, como la elevación o la reducción de impuestos a la renta, podía igualmente estimular o disminuir la demanda. También podía hacerse uso de políticas monetarias si así lo requería la coyuntura.
A la luz de un enfoque metodológico estado-centrista podemos analizar ciertos aspectos de la realidad actual. Varios gobiernos decidieron implementar políticas de salvataje a los bancos privados reestableciendo la liquidez y la estabilidad económica. Esto permite entrar en una etapa caracterizada por transformaciones estructurales (no sustantivas) que redefinen las relaciones entre la Economía y el Estado dando relevancia a este último. ¿Ahora bien como impacta la Crisis y de que manera se posiciona Argentina frente a esta situación coyuntural? El plan para la generación de puestos de empleo para 2009, la construcción de obras publicas y el proyecto de ley sobre las jubilaciones; el cual; reemplaza un sistema de capitalización privada por uno de reparto, parecen definir un nuevo rol estatal. Esta última medida ha suscitado algunas controversias. Enmarcada dentro de un “cambio estructural estratégico de defensa” se define como destinada a defender los sectores mas débiles de la sociedad frente a la crisis del sistema financiero privado. Sin embargo, no se ha especificado por segunda vez en este año como se realizara el uso de los fondos. Aunque es positiva la presencia del estado en la economía, el gobierno no mostró desde su inicio una honesta convicción para la puesta en práctica de un modelo Estado-Céntrico. (Establezco porque caracterizo de esta manera al gobierno en mi último artículo, pero estoy abierta a discusión)
Siempre sus intenciones reivindicativas se mantuvieron en un plano estratégico-político, es decir discursivo sin correlato material.
No creo que las medidas adoptadas sean negativas sustantivamente, simplemente no veo coherencia y esto genera desconfianzas….Solo resta esperar…

Todo sigue igual de bien… (por Andres Rolandelli)

A cinco meses del inicio del conflicto del gobierno con las entidades patronales del campo, y en la actualidad con la crisis financiera mundial, el panorama de la política argentina ha amagado con tener cambios drásticos, pero a fin de cuentas aún cuando varios auguraban el fin de la era K y tanto desde el seno mismo de el peronismo como desde las posibles combinaciones del arco opositor, varios se tiraban a la pileta. Lo cierto es que a pesar de todo, en lo que refiere a la política, el tan mentado debilitamiento del oficialismo no parece ser tal.

Cuando la crisis con el campo mostraba su peor momento para el gobierno, siendo el voto negativo de Cobos la muestra palpable del inicio de un debilitamiento de la base de sustentación del gobierno, en donde con Cleto a la cabeza el arco opositor no peronista encontraba la posibilidad de reorganizarse, muchos comenzaban a pensar en el postkirchnerismo como una posibilidad que se avizoraba en el futuro y comenzaban a plantear sus estrategias.
Desde el Kirchnerismo figuras como Sola y en menor medida Das Neves comenzaban a hacer lo suyo para perfilarse, otro tanto pasaba con el sindicalismo en el intento de Barrionuevo de formar la CGT azul y blanca, y la actitud de Reutemann y Busti que sin proyectarse hacia el 2009 y el 2011 se replegaban sobre sus estructuras provinciales. Para finalizar Duhalde esperando ser el factor aglutinante de todos ellos.
Tanto unos como otros buscaron hacer lo suyo para atraer a los diferentes actores que componían la mesa de enlace como si quisieran reformular la estrategia del kirchnerismo de la transversalidad en sus propios armados.
Sin embargo y paradójicamente la crisis financiera internacional al afectar el precio de la soja, uno de los baluartes del actual modelo económico, comienza a diluir el protagonismo que los sectores agropecuarios tenían.
En este marco el oficialismo aun mostrando pruebas palpables de su debilitamiento comienza nuevamente a fortalecerse. No son pocos los que remarcan que con el actual precio de la soja, el esquema de retenciones móviles hubiera dejado mayores márgenes de rentabilidad a los sectores agropecuarios. Sumado a esto las tensiones internas entre los actores que componen la mesa de enlace y no menos importante cierta crítica de aquellos que otrora apoyaron al campo en lo que hace al planteo de más reivindicaciones.
Lo cierto es que el conflicto con el campo parecía ser el catalizador para que aquellos que supieran capitalizarlo de la mejor manera, la base para disputar las elecciones del 2009.
Hoy el eje en la Argentina esta puesto en las medidas que se tomen para el sector industrial que esta pidiendo a gritos una devaluación como medio de proteger a la producción nacional de las importaciones chino-brasileras, esto evidentemente es una muestra palpable de lo que se viene, en donde los protagonistas serán otros.
Habrá que ver si queda algún saldo electoral favorable a los que apostaron a la crisis del campo y preguntarse quien apuesta a una crisis con el sector industrial.
Lo cierto es que el tablero ya esta armado y algunos ya movieron sus fichas, Moyano es uno la UIA es otro.
Habrá que ver como juega el gobierno y la oposición. Lo que si queda claro que en la Argentina lo que siempre se esta diriminedo es la interna peronista.

De cerdos y de política (Verónica Crescini)

Hipotecas, subprime, burbuja, devaluación, salvataje; palabras que hasta entonces advertían la presencia del suplemento especial de economía hoy parecen multiplicarse y teñir a otras páginas del diario. La crisis financiera 2008 es el eje articulador de todo el periódico. Lo que empezó siendo un extranjero juego de ruleta rusa entre un par de locos ambiciosos se roba las portadas locales. Nadie queda a salvo del contagio. Incluso la sección deporte, que medio en broma y medio en serio muestran la preocupación de Messi y Agüero por no cobrar en “papelitos”.
Mucho se ha dicho, y los eruditos y salvadores no tardaron en aparecer. Una de las tantas explicaciones que ha resonado es aquella que busca las causas en la falta de intervención estatal. Se señala el “giro” de la política norteamericana neoliberalista. Se acabó el mundo patas arriba. Se les aconseja a los “desarrollados” pensar en el plan B. El Estado comienza a ser protagonista; el “cerdo capitalista” se luce con su traje socialista. La novedad es la intervención.
Me pregunto ¿No será simplificar demasiado el asunto? El desarrollo de la economía ¿encuentra su “motor” sólo en el libre juego de mercado? Dudo que así sea. El sistema capitalista no puede reproducirse por sí solo. Más allá de su predica desregulativa, la lógica del juego de oferta y demanda tiene lugar dentro de un marco jurídico-político, que puede ser efectivo o ineficiente, pero siempre está. La reproducción social del capitalismo requiere que el Estado le garantice ciertas condiciones para su funcionamiento. Entonces, la debacle a la que hoy llegamos no fue por “falta de intervención” estatal, sino por “mala intervención”. No se trata sólo de mercado sino también de política. Mantener la estabilidad y contener los riesgos que puedan surgir en el sistema financiero norteamericano, es atribución de la Reserva Federal. Una tasa de interés baja o alta depende de este organismo. Como suele rezar un saber popular “la culpa no es del chancho, sino de quien le da de comer”. Por lo tanto ¿no seria ingenuo atribuir responsabilidades al “exceso” de liberalismo?
Verdad de perogrullo, Bush no va a intervenir por vez primera en la economía. Basta recordar el “gasto social” que significó la campaña contra el terrorismo. Hoy, una vez más, la salida del laberinto sigue las pistas de la política. Lo interesante (pero no novedoso) es que deberá articular distintos niveles: lo nacional y lo inter-estatal, que tal vez se disfrace de trasnacional, pero que a fin de cuentas será deuda pendiente. Cada cual atenderá su juego (devaluación, salvataje, regulación del empleo), pero nadie podrá “cortarse solo” (¡mujeres maravilla atenerse!). Todos coincidirán que el proteccionismo no será la mejor solución. Sin embargo, la relación de fuerzas entre Estados es tan compleja que se hace difícil pensar en qué términos podría darse un segundo Bretton Woods. Por un lado, una Europa no tan unificada pero que intentará presentarse como un “todo” frente al gigante del norte, a fin de imponerse y disputar un liderazgo. Por el otro, Estados Unidos que no soportará perder posiciones, pero que es conciente de su “debilitamiento”, intentará aferrarse al patrón dólar. A estos actores ya conocidos deberán sumarse los países emergentes; principalmente China, a quien ya le atribuyeron la bendición de menguar la crisis internacional (¡Si Mafalda te viera!).
Hace unos días Sartori, escribió una nota muy interesante sobre el papel de la ciencia económica durante la crisis financiera. Acusándola de falta de previsión, el politólogo italiano se pregunta ¿por qué los economistas no previeron adecuadamente ni denunciaron la locura de los subprime, de las hipotecas sin suficiente cobertura? Coincido totalmente con Sartori; una ciencia debe saber prever. Los economistas deberían haber alertado que la deuda era incobrable y gigantesca.
No obstante, si acordamos en que el mercado no existe sin regulación, creo que al análisis de Sartori le falta aconsejar también una mea culpa a la ciencia política. Si es a través de un juego cuasi dialéctico entre política y mercado que se configura la economía, la ciencia política también debería haber advertido sobre las consecuencias que determinadas medidas podrían provocar. La burbuja inmobiliaria con sus hipotecas fue tema del que sólo se ocupó la sección económica, más allá del modo en que se lo haya tratado, más allá de que los economistas no se hayan asustado a tiempo. El análisis político se restringió a la competencia electoral norteamericana, donde “la política aparecía claramente”. Es verdad que la complejidad de nuestras sociedades requiere la especialización de áreas de conocimiento, pero creo que la ciencia política debería advertir que su objeto de estudio no debe cerrarse a lo que dice llamarse “política”. Sería interesante que el árbol no nos tape el bosque. Sería recomendable por estos días, empezar a preguntarse cuán lejos nos queda la sección economía.

martes, 21 de octubre de 2008

PARO DE CONADU DEL MIÉRCOLES 22

MAÑANA HAY PARO Y POR SER OFICIAL DE CONADU, LA CATEDRA ADHIERE.
ERGO, NO HAY CLASES: Sólo deben entregar sus TP 4.

Saludos cordiales, Cristina

jueves, 2 de octubre de 2008

LECTURAS PARA EL 8 DE OCTUBRE (+ Laclau sobre el campo)

Chicos, les dejamos las lecturas para la reunión que ad-viene con anticipación (para Magda q lo mira por T.V.!!!) Ademas aca el link http://www.savefile.com/files/1823244 para leer la entrevista a Laclau sobre el campo...

  • Laclau, Ernesto: “Populismo: ¿Qué hay en el nombre?”
  • Garretón, Manuel Antonio: ”La transformación de la acción colectiva en A. Latina”
  • Argumedo, Alcira: "Los silencios y las voces en América Latina. Notas sobre el pensamiento nacional y popular", Cap. VIII "Modelos alternativos de sociedad, estado y democracia para América Latina"
  • Borón, Atilio: “Tras el búho de la Minerva”, Segunda parte, 7 y Epílogo.
  • García Delgado, D: “Estado-nación y la crisis del modelo” Cap. V., “La ausencia de futuro” y Cap. VI “El estrecho sendero”
  • Nun, José: “Variaciones sobre un tema de Hegel”, en J. E. Burucúa y otros, “La ética del compromiso”

Nos vemos el Miercoles q viene, dudas/críticas/pronósticos/observaciones/recomendaciones/sugerencias/ideas/aportes/objeciones a comentarios

Saludos!