jueves, 23 de octubre de 2008

“La clase media nuestra de cada día” (por Lucía Carreras)

Hace unos días atrás, leyendo un artículo del diario “Crítica” me quede pensando en uno de los tantos efectos de la crisis mundial. Uno de ellos es esa mezcla cotidiana entre exageración e ignorancia (o tal vez exageración provocada por la ignorancia). El artículo del que estoy hablando era una encuesta a diferentes personas (casi todas pertenecientes a la clase media), donde se les preguntaba: “si creían que la crisis mundial iba a afectar a nuestro país”, “si las medidas del gobierno eran las correctas”, “que tipo de recaudos tomaban para que no los afectara o lo hiciera lo menos posible en su economía familiar”, etc. Frente a estas preguntas, la mayoría de las personas contestaba que tenía miedo de que en nuestro país se viniera una nueva crisis, pero lo que me llamo la atención fue que el mayor porcentaje de los encuestados contesto que no tomaba ningún recaudo como medio de prevención. Cuando plantie la combinación de exageración con ignorancia pensaba en esta clase media melodramática por momentos, sin otro motivo que no fuese la desinformación, y a esto se le agrega el hecho de preocuparse pero sin generar análisis ni cambio de actitud.
Antes de continuar quiero que quede algo claro con lo que acabo de decir. No pretendo ni una clase social media con conciencia de sí misma, ni la reproducción masiva de intelectuales orgánicos, solo intento analizar una actitud que es frecuente en nuestro país (con o sin razón) y que forma parte de esta “clase media” que parecería que vive acechada constantemente, por ese vendito fantasma (o sea “la crisis”) que son más las veces que no esta que las veces que sí. La “crisis”, esa palabra que a este sector le genera pavor y urticaria, se muestra como inminente para ellos, cuando en situaciones como la actual (más halla de que tiene parte de excepcional por que no todos los días el sistema capitalista atraviesa una etapa como la actual) si uno se concentra por unos minutos podrá ver que falta un poco de tiempo para que se avecine el Apocalipsis, y si llega a venir ellos no van a ser los primeros en sentir los efectos. Encuadrar a una clase dentro de ciertos parámetros no es algo de mi agrado, pero me pregunto que tendrá ésta (y que no tendrá la clase baja) que siente que este fantasma sigue sus pasos sigilosamente y cuando se decida a venir “ellos” serán los primeros en caer. No quisiera arruinarles la fiesta pero la crisis argentina del 2001 mostró a unos cuantos afectados dentro del panorama que fueron severamente golpeados por la misma, mucho más que a ustedes. No estoy planteando ni que sus argumentos son completamente infundados, ni que forman parte del grupo privilegiado, simplemente quisiera mostrar que por momentos percibo en “nuestra clase media de todos los días” una tendencia a la victimización y exageración hacia ellos mismos, y lo peor de esto es que se produce por una falta de información o por una construcción particular del sentido.
Quisiera exponer, a modo de conclusión, mi mirada de lo que representa verdaderamente esta crisis mundial y tal vez de esta forma esta clase media tan famosa logre no ahogarse en un baso de agua y convertir la ignorancia en reflexión. Ayer, estaba leyendo un artículo de Julio María Sanguinetti (ex presidente de Uruguay). El titulo del mismo era “Un nuevo velorio”, y hacia referencia a la crisis del sistema capitalista. Sanguinetti señala que no es la primera vez que se lo invita (por parte de comunistas sobrevivientes, socialistas ortodoxos, etc.) a ver la defunción del capitalismo, y que no va a ver velorio por que más halla de sus fallas él mismo no se cae por que nadie tiene como sustituirlo. Concuerdo en que no se va a producir el velorio, por que a pesar de las crisis que ha sufrido tarde o temprano el gigante volvió a levantarse, pero no se si es el único que puede mantenerse en pie (me dirán ilusa pero confío que en un futuro lejano el capitalismo no será la economía reinante). Sanguinetti concluye ( y en esto también concuerdo) que va a ver cambios, que los bancos van a ser entidades que soliciten garantías, que el estado tendrá que encargarse de ciertos asuntos (como solo el puede, aunque a algunos les cueste admitirlo) y mal que le pese a algunos ingenuos, en el Río de la Plata no estamos blindados a prueba de balas. Él finaliza su análisis con una frase, que a mi modo de ver las cosas, representa lo que se avecinara cuando las aguas se calmen: “En una palabra, la fiesta termino. Pero velorio no habrá”. Así que, querida y amada clase media, para que hacerse mala sangre innecesariamente, cuando los que más pueden llegar a sentirla y menos poseen, son los que menos la demonizan.

3 comentarios:

Unknown dijo...

Bueno, debo decir que coincido en que la clase media es bastante melodramática, pero me parecería bueno profundizar en esta cuestión. Quiero decir: qué es lo que hace que esta reacción paranoica de la clase media nos llame tanto la atención. A mi parecer, la clase media es además la más hipócrita: la más capaz de llenar la plaza de cacerolas cuando hay que salir a defender sus derechos avasallados por el Estado, pero también la más capaz de juntar firmas cuando la plaza está llena de “negros” y no pueden disfrutar de los espacios verdes o pasear libremente a su perro caniche.
Me parece importante pensar en términos de correlación de fuerzas, por qué los reclamos de las clases medias son más atendidos que los de aquellos sectores más vulnerables. Por qué un cacerolazo en contra de las retenciones resuena más que un piquete cortando circunvalación, por qué, -y es interesante ver cómo la clase media se apropia de aquello mismo que desdeña- el piquete en contra de las retenciones es menos desprestigiado que cualquier movilización de estos otros sectores con reclamos distintos.
Y pensar, también, cuanto nos queda de clase media en este país y en función de eso medir sus capacidades de movilizar recursos, o de “jugar” a lo Dobry
Algunas cositas por donde profundizar la cuestión
Marisol

Anónimo dijo...

Para problematizar aun más la cuestión, estaría bueno preguntarse que rol y de que manera actúa el "estudiantado de hoy en día", que mal que le pese forma parte de esa clase media (o lo queda de ella, porque creo que muchas veces "sentirse" de clase media tiene que ver más con una mayor posibilidad de consumo, que con una verdadera cuestión de posibilidad económica), ya no en relación a la crisis financiera, sino tal vez a un Cuco más cercano como es la inflación, del que no es seguramente la peor víctima. Un estudiantado que puede consumir bienes culturales, que sale todos los jueves a las peñas, que vive muchas veces en departamentos, que puede acceder a la fotocopia a 0.12
No se, preguntarme sobre la clase media me hace interrogar sobre el lugar que ocupamos nosotros y el "campo", al mejor estilo Bourdieu, que nos contiene.

Magda

Anónimo dijo...

chicas, gracias por los comentarios a mi analisis.

lucia