jueves, 23 de octubre de 2008

Lo que el viento no se llevó (por Silvio Crudo)

Lo que la debacle económica va dejando en su camino. ¿Podrá el gobierno sacar algo positivo de la hecatombe sacra de capitales?

Ha sido un año difícil, y todavía quedan dos meses. La crisis financiera que empezó en el norte, se expandió hacia el sur a la velocidad de este principio de milenio signado por internet. A menos de una semana de haber sido declarada, ya se veían signos de su presencia en nuestro país, y la idea del desacople, quedó en evidencia como mero deseo.
Llega a una Argentina que hace algunos meses se exacerbaba y polarizaba con el conflicto agropecuario, e impuso nuevas preocupaciones por estos lares. La verificada caída de la demanda internacional en general, y de las materias primas en particular, afectará una de las fuentes de financiamiento del gobierno argentino, las tan cuestionadas, y para algunos economistas mal llamadas, retenciones a la exportación. El futuro de la otra fuente, ligada a los impuestos al consumo, también presenta un panorama de retracción. El cuánto de la merma, estará condicionado por la capacidad que tenga el ejecutivo de cumplir con los dos primeros objetivos que fueron fijados para enfrentar la debacle: no dejar caer el gasto público ni subir el desempleo. La innovación brilla por su ausencia, es la misma estrategia de los últimos cinco años.
Igualmente, tratemos de no pecar de ingenuos. La Presidenta, su marido y allegados, saben lo peligroso que es enfrentar circunstancias nuevas con viejas armas. Han demostrado alguna capacidad para canalizar a su favor las situaciones conflictivas, lo que no quiere decir que se destaquen en ello. Sin embargo, esta crisis parece abrir la posibilidad para un anhelo tantas veces expresado discursivamente por el gobierno, y que no siempre pareció ponerse el empeño necesario para llevarlo a la práctica: un nuevo rol del Estado, más fuerte, con mayor capacidad de intervención.
Para ver esto, pasemos lista a algunas medidas referidas al comercio exterior: barreras para-arancelarias, cuyo fin es proteger los productos nacionales de la sobreoferta de importados, conversaciones con Brasil para poner en marcha algún tipo de Mecanismo de Compensación Arancelaria y evitar una devaluación competitiva, y con todo el MERCOSUR, para elevar el Arancel Común Externo. Medidas que necesitan consultas y apoyo, impensables en otro contexto.
La coyuntura parece abrir un momento de redefinición de las reglas de desenvolvimiento económico, político y social, a nivel nacional y regional. Creo que un indicador fuerte de éste fenómeno es la intención de estatización completa del sistema previsional con la consecuente desaparición de las AFJP. Mas allá del propósito, por parte del ejecutivo, de obtener recursos, es una intervención que cuatro años atrás hubiera generado durísimas oposiciones.
Sin embargo, hay que ser cautelosos. De ninguna manera estamos asistiendo al resurgimiento de la matriz estadocéntrica que supo funcionar en la región hasta fines de los ’70. La globalización y la dependencia del comercio exterior seguirán existiendo y su disminución en tiempos próximos nos recordará su importancia. La diferenciación social, la heterogeneidad de actores, sus intereses y, por lo tanto, sus demandas, son fenómenos que deberán ser tenidos en cuenta para viabilizar un accionar diferente del Estado.
La herencia dejada por el neoliberalismo no será fácil de enfrentar. Una parte de la sociedad excluida, sin poder construir ni engarzarse en un proyecto común, y otra parte que continua llevando adelante el anti-proyecto de la realización individual, son graves obstáculos a tener en cuenta. El Estado tendrá que ser capaz de legitimarse y generar consenso sobre las políticas que lleve adelante.
Y, por supuesto, esto no lo podrá hacer sin recursos, no sólo económicos, también políticos. Por ello es importante, si el gobierno desea aprovechar esta oportunidad, que tenga la capacidad de generar acuerdos a nivel parlamentario y con otros sectores y actores sociales. Corre en su contra estarse moviendo en un escenario cargado de imprevisibilidad, donde lo único seguro es que la economía del país va a salir afectada. Pero la oportunidad aparenta estar cerca. Como siempre, hay que ver qué se hace con ella.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Silvio, Me gustó mucho tu artículo y quería hacer una refleión acerca de lo que decís al final...
En mi artículo intenté analizar el escenario electoral, de cara a la crisis internacional; entonces yo me pregunto: es esta una verdadera oportunidad para el país? y si lo es, es económica, política, social? Y odio sentirme tan escéptica al respecto... Si en otros tiempos los mismos tipos q están hoy se pusieron la camiseta del neoliberalismo, y aceptaron la privatización de aerolíneas, de YPF, apoyaron la creación de las AFJP, por qué creerles ahora que se han bajado a la cancha a defender el rol del estado, o en todo caso, a resucitarlo (si es que alguna vez estuvo muerto, cosa que no creo).
Entraña todo ese cuadro una verdadera oportunidad? Y si es así, a través de q medios? Nada nuevo bajo el sol. Creo, Silvio, que es cierto hay que ver que se hace con todo esto que esta sucediendo a nivel internacional. Pero también desconfió de que este gobierno vaya a ponerse la camiseta estatista de una vez y para siempre…

Magda

Matogrosso dijo...

A lo Dobry y ante las crisis internas y externas con posibilidades de coletazos, podríamos pensar una hipótesis de continuidad, es decir, (algo rebuscado) siempre es la oportunidad para algo en un determinado sentido. O, desde el arte (como si la política no fuera un arte), citando a Ismael Serrano o una frase, según él, de Machado: “hoy es siempre todavía”. Sin embargo, en mi artículo soy más pesimista que vos: “cosas que antes eran mas o menos viables ahora tendrán que esperar, más en un contexto en el que el viento de cola está en cuestión”.
De acuerdo Silvio en que ciertas consultas y apoyos son impensables en otros contextos (sobretodo porque ciertos actores se han visto debilitados por la crisis internacional) y estoy de acuerdo con lo que decís de las AFJPs, que esta medida sería impensable en otros contextos y que si no hubiera intervenido el gobierno probablemente las cacerolas estarían o frente a las sucursales de AFJPs o en la casa rosada reclamando el porqué de no haber intervenido antes o de que se haga cargo el Estado de los que se podrían haber quedado sin jubilaciones, además de lo que significa sobre la desarticulación del mercado de papeles o valores en el país. Quizás las AFJPs son eso que en otro comentario (el que hago al artículo de Lucila) llamé “el eslabón débil de la cadena”.

Con respecto al comentario de Magda sobre el texto de Silvio, me parece que habría que pensar(como interrogantes):
- si esos mismos actores de los noventas y “la sociedad” argentina no habrían aprendido algo de la experiencia menemista.
- si los actores pertinentes en el “proyecto” kirchnerista apoyaron (y de qué forma) el proyecto menemista y desde qué lugares. Es decir Néstor Kirchner Gobernador de Santa Cruz, Cristina Fernández Senadora Nacional, y cuáles son las lógicas de esos lugares diferentes que puedan haber determinado sus posicionamientos.(tengo entendido que Cristina no apoyó al menemismo)
- cuál es la funcionalidad de un espacio o un discurso que se limita a tirar reproches hacia el pasado y desde ahí negar apoyos desde una intransigencia con “los ladrones ex menemistas”, y que clase de política es esa...A cuento del artículo de Andrés Ruescas.
Saludos,

Mati.

Anónimo dijo...

Mati creo en la total pertinencia y funcionalidad de una mirada retrospectiva acerca de los mismos actores. Mirar al pasado nos permite descubrir (o tratar de entender) el por qué de ciertas cuestiones: por ej, cómo aquel que defendió el proyecto menemista de crear el sistema de capitalización (Parrilli) hoy puede ser el secretario general de la presidencia, con todo lo q eso impica. Ello nos permite interrogarnos acerca de que ha pasado en el medio, entre aquellos tiempos de lujuria privatizadora (y yo tengo entendido que Cristina sí apoyó la primer etapa de privatiizaciones, que dicho sea de paso, fue la más nefasta) y estos años de insaciable estatismo.
Acerca de si han aprendido o no, yo no les regalaría tan gratuita y facilmente esa capacidad.

Saludetes
Magda