martes, 28 de octubre de 2008

Lo que el ¿tsunami? de Wall Street se llevó… (y lo que todavía no pudo) por Soledad Rodriguez

LATINOAMÉRICA Y ARGENTINA FRENTE A LA CRISIS

Presenciamos un fenómeno por el cual el mundo está sufriendo transformaciones significativas. Como latinoamericanos, ya tenemos alguna experiencia frente a los cimbronazos del capitalismo mundial. El ex Presidente de la Reserva Federal de los Estados Unidos, Alan Greenspan, lo denominó “Tsunami económico”. Y esa palabra nos trae evocaciones de desastres. Inesperados desastres que ponen en vigilia a toda la aldea global. Lo cierto es que, ésta, es una etapa del ciclo económico mundial en la cual terminaron las buenas noticias.
La crisis suscitada en la cocina de Wall Street, gran paradigma capitalista, y extendida a la economía mundial en el último trimestre del 2008, lejos por el momento, de decretar la carta de defunción del capitalismo, ciertamente trajo consigo un proceso de fuerte desaceleración del crecimiento. Configurados en el marco de la hegemonía del capital especulativo, los movimientos económicos que se dan no en la esfera de la producción y los bienes de consumo sino en la compra y venta de papeles en la Bolsa o de títulos de las deudas públicas, han dado el carácter centralmente de ¨financiera¨ a esta crisis y otras que se desataron en el período del neoliberalismo.
Nada de esto es inesperado. Porque el contrario de lo que ocurrió con el tsunami, que por esencia es sorpresivo, esto es parte de los desequilibrios estructurales del sistema. Riesgos, por definición, sistémicos y todo lo que ello implica. Plus mediante, el estado de pánico generalizado. Dentro del espectro mundial globalizado las consecuencias se hicieron esperar poco. El capital financiero con alta volatilidad permite inferir una ecuación que evidencia unos de los principales riesgos del modelo: mientras mayor apertura tiene la economía mayor es el efecto de contagio.
A problemas neoliberales, recetas neoliberales. Bajo los esfuerzos de la Casa Blanca por ahuyentar los fantasmas del intervencionismo estatal inevitablemente tuvieron que archivar las fórmulas del dogma ultraliberal. Porque esta crisis se sitúa en un contexto internacional diferente caracterizado por la presencia de actores emergentes que se reconfiguran ante el complejo escenario mundial. Podría decirse que se vive un momento de fuerte reflexión dentro del reinado del capitalismo.
¿Cómo lo vive nuestra región? La integración económica y política crea mayores oportunidades de fortalecimiento para la negociación internacional. Pero es un proceso incipiente en nuestro continente. Lo que deberá que plantearse a nivel latinoamericano tendrá que ver con la nueva configuración del rol del Estado Nacional, y a la vez, definir prioridades y estrategias para la agenda regional. ¿Cómo afecta a la Argentina la nueva situación mundial? Nuestra economía por razones internas tendía a una dirección menguante de crecimiento proceso al que se suman ahora los efectos de la crisis. Las exportaciones, la restricción crediticia y la escasez de inversión son las áreas que el Gobierno deberá atender en forma urgente. Mantener el deseo de alcanzar un futuro próspero compromete la adecuación a tiempo de la visión y las estrategias públicas y privadas a los nuevos tiempos. Por ahora podemos decir que vivimos un ajuste, no un cambio de tendencia estructural.

La cuestión es saber aprovechar una situación la cual permita un replanteo profundo sobre las decisiones políticas y sobre el posicionamiento ante el mundo. Crisis, ¿riesgo u oportunidad? se preguntarían los chinos. Ése es el dilema inevitable que marca una nueva coyuntura para el horizonte vital latinoamericano.

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