jueves, 23 de octubre de 2008

¿Llegó la hora de redefinir el juego? (por Ma. Eugenia Retamoso)

En lo que va de las últimas cuatro semanas hemos tenido la oportunidad de ser espectadores de un fenómeno que ha movilizado profundamente a todo el mundo. Cabe aclarar que espectadores obligados debido a que no hemos podido escapar del avasallamiento mediático televisivo que se ha hecho sobre el tema en cuestión.
No, no se alegren ni se alarmen, ni el hambre ni la pobreza han dejado de existir, es más puede decirse que como consecuencia de este gran suceso ambos males se han venido a profundizar. En fin, a lo que me estoy refiriendo es a la crisis económico financiera mundial o también llamada crack financiero, tsunami financiero, huracán, tormenta financiera, etc. La capacidad de adjetivación, como vemos, es amplia.
También hemos observado que desde la prensa escrita se han esparcido enormes cantidades de líneas y párrafos sobre el tema en cuestión, que todo mundo perteneciente a este medio a aportado algo a la explicación del fenómeno y de sus devenires. En efecto, y como es costumbre en nuestro país ningún columnista, periodistas, académicos y/o especialistas versados en la materia; algunos mejor y más calificados que otros, han desistido de explicar, escribir y hablar sobre el crack financiero.
Nadie se ha privado de narrar innumerables situaciones o escenarios posibles consecuentes a esta crisis financiera mundial, algunas más factibles que otras. Del mismo modo nadie se contuvo de formular y prescribir las pertinentes soluciones; con sus debidos y correspondientes esquemas a seguir, que logren remediar las dificultades y contrariedades que ha originado y que seguirá originando, esta crisis financiera en la denominada economía real argentina.
Pero aquí como la que escribe no es una especialista versada en materia económica y tampoco le interesa oficiar de audaz improvisada. Ha decidido dejar de lado brindar posibles soluciones mágicas a la cuestión. Y por tanto sólo voy escribir sobre algunos pequeños asuntos que me generan zumbidos. Cabe aclarar que lo hago con el fin de entretener al lector y de ser posible generar algunos interrogantes. Por otra parte, interrogantes que en sí creo no conducen hacia nada profundo y concreto, sin embargo la última palabra la tiene el lector.
Aquí voy, si tanto se habla de crisis del capitalismo virtual o del capitalismo de casino –como dice nuestra presidenta- por qué entonces se teme tanto a las consecuencias que puede acarrear el mismo sobre la economía real de nuestro país.
Será que en realidad nuestra presidenta -como otros tantos gobernantes que han criticado este capitalismo salvaje, virtual o de casino- se esta excusando en esta crisis para no admitir los errores de su administración. O será que tampoco se quiere reconocer y decir que el modelo económico, impulsado por la anterior presidencia y continuado por la actual, también ha llegado a su techo y que por más que se lo emparche de un modo u otro, hace rato ya que ha rumbeado por un camino que conduce hacia un lento pero certero fracaso.
Sí fracaso, porque la economía mundial asentada en el modelo neocapitalista han fracaso y porque consecuentemente nosotros como país somos parte de ese mundo y de ese modelo económico. Por lo cual, indefectiblemente vamos a sufrir las consecuencias de esta crisis financiera. Aunque nuestra presidenta, a mi entender mal asesorada, haya salido ha decir que nosotros estamos indemnes a esta crisis. Pequeño error de cálculo.
Obviamente que es más que un crack financiero del capitalismo virtual. Es en realidad otro golpe indigno e inevitable hacia esta parte del mundo, de la que formamos parte. Y que hace largos siglos vive en y sobrevive a realidades menos agradables, afortunadas y por demás desgraciadas de las que se perciben en el gigante del norte -principal causante de esta crisis- y en la añosa Europa.
En fin y volviendo al ámbito doméstico, considero que las mejoras económico-sociales percibidas en nuestro país en los últimos cinco años se debieron esencialmente a causas externas ajenas a la decisión política del gobierno de turno; que si bien ha sabido manejar dicha situación con bastante efectividad –al menos por un período considerable de tiempo- ha dejado muchas cuestiones sin resolver.
Por otra parte, actualmente ante esta situación de crisis mundial –de la que insisto no somos indemnes - me parece que las declaraciones de nuestra presidenta sobre la cuestión han sido poco recatadas y estudias. Pero luego, ya con un poco más de mesura y reflexión Cristina Fernández de Kirchner se ha remendado sobre el tema y ha decido formar un Comité de estudio sobre la crisis económico-financiera mundial además de haber tomado otras medidas económicas de relevancia, como que haya mayor control en la Aduana.
En efecto, se puede decir que ya no hay que alarmarse tanto ante las auguradas temibles y peligrosas consecuencias económicas y sociales de esta crisis, así como tampoco hay que desesperarse ante la impasible falta de acción concreta del gobierno sobre el hecho. Porque como vemos el gobierno ha decidido ponerse a trabajar en el asunto y ha tomado y realizado algunas medidas –como las mencionadas más arriba- para apaliar los efectos nocivos de la crisis y proteger nuestra, ya golpeada, economía real. Esperemos no haya sido tarde.
Finalmente me ha quedado un interrogante que no he podido resolver y que quizá alguien me pueda explicar, ¿por qué tanta contradicción entre dichos y hechos en este gobierno?

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