jueves, 23 de octubre de 2008

Una cosa por acá, otra por allá (por Yesica Pelicates)

Para los que se preguntan, si la crisis financiera repercutirá en nuestro país o no, un simplificado y sabroso párrafo a continuación:
El argentino sabe que la disposición de los diferentes cortes de carne en el asador dispone la celeridad de la cocción en tanto cantidad de brasas debajo; debería saber también, que el fuego de la crisis financiera lo mismo hará con los países del globo.
Un combo de políticas agrias, opacas, pertinentes, fulgurantes, algunas añejas otras novicias (le dejo a usted la tarea de unir con flechas las valoraciones con las edades… ¡ojo se pueden repertir!) coadyuvaron en que Argentina posea pocas brasas que fogoneen su cocción como así su lejanía de los trozos ardientes. Esto, sin dejar de reconocer que el mismo calor del parrillero se encargará de la reacción química en la compleja política argentina.

Ahora bien, alejándonos un poco de lo autóctono culinario y reconociendo el impacto de la crisis financiera en Argentina, (ya que es algo que todos se preguntan) pretendo resaltar una característica del uso discursivo kichnerista, sin propósito de agotarla (aunque muchos creen que ya lo han hecho) sino con el fin de disparar preguntas.

Desde el Ejecutivo nacional, haciendo culto a un estilo, dieron cuenta de un posicionamiento crítico en relación al Estado nación -mercado financiero en tanto estadounidenses refiere. Denostando los laxos marcos reguladores condescendientes a la especulación financiera y oponiéndose también al albedrío de las prácticas bancarias.
Contraponiendo la experiencia del país del norte a un discurso oficial, nacional y legitimador del papel del Estado en tanto regulador de la perversidad del libre juego de la oferta y la demanda y que amparado en principios de justicia social se encargue de distribuir la riqueza social. (¡Advertencia! esto no se traduce en un Estado ontológico argentino, cauto en su relación con la banca y que en virtud de su gracia haya sorteado la crisis financiera internacional. Pero al momento de recuperar contrastes tajantes, este quizá ayude)

Con esto no quiero más que esbozar que el conflicto es la constante en las palabras oficiales de espectro nacional, prefiriendo resaltar la política a partir del contraste, la negación, más que a través de la concordancia y coincidencia.
Un caso, lejos está de confirmar la regla (tampoco creo que ese sea mi propósito), pero para el que guste, porque no releer discursos, rememorar apariciones mediáticas de la presidente y su gabinete; (no así el vicepresidente, que es de otra estirpe.) ni que sea, para pensar en diferentes opciones interpretativas… ¡que sí las hay!
Y me pregunto; ¿Será que la conflictividad es propia de la neurosis y otras tantas afecciones psíquicas atribuidas a los Kirchner, o producto de ansias revanchistas y setentosas de poder?; ¿Concebirán la política en términos de amigo-enemigo, como también le han adjudicado conocidos analistas, o a lo Carl von Clausewitz invertido “la política es la continuación de la guerra por otros medios, en homenaje a C.Schmit?; ¿Será que sólo son nenes caprichosos intentando acaparar la atención de sus “padres electores”?
¿O será que lo político es antagonismo, diversidad y la política viene a sobreponerse a la conflictividad, a administrarla a sentar un orden; y que los Kirchner así lo creen? ¿O será que lo político y la política es otra cosa, y que ellos también creen que es otra cosa?

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